La visión futurista de conectar a Bogotá con Medellín por medio de un tren de alta velocidad cobra vida a medida que expertos delinean el recorrido que podría revolucionar el transporte en Colombia. La Promotora Ferrocarril de Antioquia, encargada del ambicioso proyecto, ha presentado cuatro rutas potenciales que prometen reducir el tiempo de viaje entre las dos urbes a tan solo dos horas y media, redefiniendo la movilidad entre los principales núcleos económicos y culturales del país.
El tren, que aspira a surcar distancias de entre 310 y 610 kilómetros, contempla su primer trayecto por el camino de La Dorada, Caldas, siguiendo en gran medida la ruta actual de la vía Bogotá-Medellín. Este recorrido, con sus 310 kilómetros, pasaría por hitos geográficos como Puerto Triunfo en Antioquia, Honda en Tolima y Villeta en Cundinamarca, adentrándose por el lado occidental de la capital colombiana.
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Otra de las rutas en consideración, la más extensa con 610 kilómetros, propone un viaje que conecta a Bogotá y Medellín a través de un desvío hacia Bucaramanga y Tunja, tocando tierras de Puerto Berrío en Antioquia y Barrancabermeja en Santander, con una entrada triunfal al distrito capital por el norte.
El análisis de rutas también incluye un tercer camino de 379 kilómetros, que busca integrar al Eje Cafetero en esta nueva red de transporte de alta velocidad. Este trayecto conectaría las capitales cafeteras —Manizales, Pereira y Armenia— con el recorrido, que seguiría hacia Ibagué y eventualmente a Bogotá. Por último, una cuarta vía de 388 kilómetros optaría por ingresar a la capital desde el sur, partiendo también de La Dorada y pasando por Girardot en Cundinamarca.
La ruta más prometedora, según el gerente de la promotora, Gustavo Ruiz, evitaría desviarse por Girardot, optimizando así la trayectoria con curvas menos pronunciadas que favorecerían la velocidad y eficiencia del tren. Las especificaciones técnicas preliminares hablan de una velocidad comercial que oscilaría entre 200 y 250 km/h y un trayecto total estimado en dos horas y media, con una pendiente promedio de 1,5%, tal como detalla David Ochoa, coordinador de Planeación del proyecto.
Los estudios de prefactibilidad, que han involucrado una inversión de aproximadamente 850 mil euros (unos $350 mil millones), están en marcha y prometen entregar detalles más concretos sobre la viabilidad del proyecto en los próximos 15 meses. Aún sin decidirse por una ruta definitiva, el desafío de conectar el corazón político con el motor industrial de Colombia mediante un tren de alta velocidad se sitúa en el horizonte, con una fecha de finalización proyectada para 2050.
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