La carrera global por la digitalización encuentra a América Latina en una pugna por no quedarse atrás en el escenario mundial. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la inversión acumulada de América Latina en inteligencia artificial (IA) entre 2010 y 2021 escasamente alcanza el 1,7 % de la inversión efectuada por Estados Unidos y apenas roza el 5 % de lo invertido por China.
Al observar el panorama empresarial a septiembre de 2023, las empresas de la región en el ámbito de IA constituyen menos del 3 % del total global, cifra que palidece en comparación con el 37 % de Estados Unidos y el 30 % de las compañías europeas. José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, manifiesta que la limitada adopción de tecnologías digitales en el sector productivo es un freno para la productividad y competitividad en América Latina.
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En un esfuerzo por revertir esta situación, la Cepal, con el apoyo de la Unión Europea, ha lanzado el Observatorio de Desarrollo Digital (ODD). Esta iniciativa apunta a ser un catalizador de cambio, ofreciendo un compendio detallado y análisis de información en 12 áreas vitales para la digitalización.
Salazar-Xirinachs recalca que la digitalización es clave para atender las problemáticas estructurales de la región en sectores como educación, salud y justicia. Sin embargo, enfatiza que para que la tecnología sea un motor de transformación, debe integrarse plenamente en las políticas nacionales de desarrollo.
A pesar de que la mayoría de los países latinoamericanos poseen agendas digitales, estas adolecen de estrategias concretas y definición de responsabilidades claras, así como de presupuestos asignados y sistemas de evaluación efectivos, de acuerdo con el ODD.
En la presentación del observatorio, la Cepal subrayó estadísticas reveladoras: más del 60 % de las empresas de la región con acceso a internet mantienen una presencia meramente pasiva en la red. Aun más preocupante es el dato de que el 70 % de las mipymes, pese a constituir una parte significativa del tejido empresarial en muchos países, no cuentan con presencia en línea.
El acceso a internet y la calidad de las conexiones también son motivo de alerta. La banda ancha fija apenas alcanza a un 20 % de la población, lejos del 40 % de penetración en Europa. La brecha digital se acentúa al comparar zonas urbanas y rurales, con un acceso del 77 % en las ciudades frente a un escaso 38 % en áreas rurales.
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