En una vuelta del destino climático, desde el 31 de enero, la ciudad de Bogotá ha recibido a un inesperado pero bienvenido aliado: la lluvia. Historias de alivio y esperanza se han tejido en el tapiz urbano mientras los ciudadanos y los bomberos celebran la caída del líquido vital que ha ayudado a combatir una serie de incendios y un intenso calor que asolaba a la capital colombiana.
Durante casi un mes, a partir del 22 de enero, los cerros orientales de la ciudad fueron el escenario de devastadores incendios. Estos feroces fuegos arrasaron aproximadamente 60 hectáreas y pusieron a prueba la resistencia del Cuerpo de Bomberos de Bogotá, quienes, lidiando con una sequía prolongada y una ola de calor sin precedentes, se enfrentaron con valentía a la situación de emergencia.
La llegada de la lluvia ha sido tanto un alivio emocional como operacional. Bogotá ha registrado precipitaciones en distintos sectores, extendiéndose incluso a áreas del sur que se habían mantenido secas hasta la fecha. Estas lluvias brindan no solo un respiro en las labores de contención sino también una disminución de las temperaturas, que a su vez reduce el riesgo de nuevos focos de incendio.
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Si bien estas lluvias no marcan el fin del fenómeno del niño, el cual se prevé que puede continuar hasta finales de febrero, el Ideam ha proyectado que este periodo húmedo podría durar algunos días más. Esta noticia genera optimismo acerca de la posibilidad de enfrentar con mejores condiciones climáticas los retos de la naturaleza.
La lucha contra el fuego no solo ha sido de los bomberos; aproximadamente 281 personas han trabajado incansablemente en la última semana en las operaciones de extinción, apoyadas por 9 aeronaves. Un vídeo emotivo compartido en el perfil oficial del Cuerpo de Bomberos de Bogotá capturó la esencia de estos esfuerzos: bomberos recorriendo el cerro del Cable bajo un aguacero, un símbolo de su tenacidad y la fuerza renovadora de la lluvia.
Además, la coincidencia del Día sin Carro con este alivio climático ha aportado beneficios adicionales en la calidad del aire de la metrópoli. La Secretaria de Medio Ambiente, Adriana Soto, informó que la jornada resultó en una disminución del 24% del carbono negro en las horas matutinas, lo que indica un descenso palpable en la contaminación atmosférica de la ciudad.
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