Cali, la emblemática ciudad colombiana, ha sido designada como anfitriona de una convención mundial crucial para la supervivencia de la biodiversidad del planeta. Del 21 de octubre al 2 de noviembre de 2024, más de 13.000 delegados de todas las coordenadas se congregarán en la COP16, donde la naturaleza y la humanidad buscarán un lenguaje común para proteger la rica biodiversidad de la Tierra.
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Elegida por su representatividad de la diversidad y complejidad natural, Cali se encuentra en el corazón del Pacífico colombiano, reconocido por ser una de las regiones de mayor biodiversidad en Colombia y por su notable composición étnica. Este evento histórico no solo es un reconocimiento a la riqueza natural y cultural del país, sino también un compromiso con la conservación y el desarrollo sostenible.
La COP16 es el resultado de un convenio internacional, introducido en 1992 cuando 196 países adoptaron el Convenio de Diversidad Biológica de la ONU. Cada dos años, estos países se reúnen para evaluar y negociar el progreso de dicho convenio. El convenio tiene tres piedras angulares: la conservación de la biodiversidad, el fomento de su uso sostenible y la distribución equitativa de los beneficios derivados del uso de recursos genéticos.
En la cumbre anterior, la COP15 celebrada en Montreal, Canadá, se alcanzó un acuerdo histórico que estableció objetivos y mecanismos financieros para la protección de los ecosistemas en peligro a nivel mundial. El marco mundial Kunming-Montreal propuso la protección de al menos el 30% de las áreas terrestres y marinas para 2030, un salto significativo respecto al 17% y al 8%, respectivamente, que se protegen actualmente.
Financiar la conservación de la biodiversidad es un desafío significativo, especialmente para los países en desarrollo. El marco mundial Kunming-Montreal incluye mecanismos financieros, como la propuesta de un fondo fiduciario y el compromiso de los estados más desarrollados de aportar al menos 30.000 millones de dólares anuales para la causa. Estos fondos son esenciales para la transferencia tecnológica y de conocimiento, así como para implementar los cambios necesarios para alcanzar las metas establecidas.
Este compromiso viene después de una década donde los objetivos de Aichi, establecidos en 2010, aún no se han cumplido por completo. La biodiversidad es más que una palabra técnica; abarca los animales, plantas, ríos, bosques, desiertos y mares, y es fundamental para nuestra supervivencia. Proporciona alimentos, materiales de construcción y regula el clima, conocidos colectivamente como servicios ecosistémicos que se dividen en abastecimiento, regulación, apoyo y culturales.
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