En una coyuntura donde la corrupción se ha convertido en uno de los mayores obstáculos para el desarrollo sostenible y la equidad, Colombia muestra signos de avance y compromiso en su combate. Según el más reciente informe de Transparencia Internacional, por primera vez en más de una década, el país ha mejorado su posición en el Índice de Percepción de la Corrupción. Aunque con una puntuación de 40 sobre 100, aún se encuentra en un rango que indica una situación crítica, el avance es notable y refleja la implementación de herramientas y estrategias que buscan una transformación significativa.
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La recomendación de Transparencia Internacional hacia Colombia no podría ser más clara: la adopción de una Estrategia Nacional Anticorrupción es crítica, así como el fortalecimiento de las instituciones de control y justicia. Se hace énfasis en la necesidad de abordar los impactos perniciosos de la corrupción, que van más allá del daño a las finanzas públicas y los derechos humanos, afectando también esferas como la del medio ambiente. El liderazgo ético, no solo desde las esferas gubernamentales sino también en el sector privado, es un pilar fundamental para estas propuestas.
Es precisamente en este último terreno donde se ha registrado un importante esfuerzo colectivo. Diecisiete compañías colombianas, que incluyen tanto a grandes conglomerados como a medianas empresas, han tomado la iniciativa voluntaria de someterse a un riguroso diagnóstico conocido como la Medición de Gestión Empresarial de Riesgos de Corrupción, llevada a cabo por Transparencia por Colombia. Entre las participantes figuran nombres reconocidos como Bavaria, Carvajal, Corona, Grupo Argos, Nutresa, Movistar, Colpatria y Compensar, todos protagonistas en la construcción de un ecosistema corporativo ético y transparente.
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