En una vuelta de tuerca significativa en la historia de la aviación colombiana, aeronaves que una vez surcaron los cielos dispersando glifosato sobre cultivos ilícitos, hoy se transforman en aliados contra el fuego y la degradación ambiental, anunció el presidente Gustavo Petro. Este cambio simboliza una apuesta por la vida y el futuro sostenible de Colombia.
El 14 de febrero de 2024, desde la Escuela de Aviación de la Policía en Mariquita, Tolima, se dio a conocer el Programa de Extinción de Incendios Forestales y Protección del Medio Ambiente, una iniciativa pionera en América Latina liderada por la Policía Nacional y apoyada financieramente por Estados Unidos.
Gustavo Petro Urrego enfatizó la renovada misión de estas aeronaves: de símbolos de muerte, ahora son salvavidas. “Esta flota no irá a matar colombianos, irá a salvar seres humanos”, acentuó el presidente mientras delineaba la nueva dirección de política pública hacia una seguridad humana integral.
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La estrategia incorpora 15 aeronaves, de las cuales 8 ya están operativas y las restantes se sumarán en semanas próximas. Su misión es amplia y estará centrada en operativos contra incendios forestales y delitos ambientales como la minería ilegal y la deforestación, a la vez que brindarán apoyo en situaciones de emergencia relacionadas con el fenómeno de El Niño.
El general William René Salamanca, director de la Policía Nacional, destacó que esta patrulla aérea multipropósito representa un avance significativo en el combate contra la degradación ambiental y es clave para el centro de investigación para el control de delitos ambientales en la Amazonía colombiana. "Consolidamos un recurso para anticiparse a las emergencias provocadas por los cambios climáticos y somos un soporte para las autoridades regionales", afirmó Salamanca.
Para alcanzar la meta de cero deforestaciones para el año 2030, Colombia se enfoca en medidas urgentes contra incendios forestales y otros atentados ecológicos. Las aeronaves son ahora piezas fundamentales en esta estrategia nacional.
Resaltando el cambio de paradigma, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, celebró el reajuste de la política que ahora favorece a la ecología y la calidad de vida rural. Se pone fin a una era de penalización a los campesinos y contaminación del medio ambiente, con un enfoque más constructivo de la seguridad.
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