En una aparente contradicción entre los mandatos de la institución y la libertad de culto, Andrés Camilo Parales Rueda, auxiliar de la Policía Nacional de Colombia, ha interpuesto una acción de tutela reivindicando su derecho a la libertad religiosa. Parales, seguidor de la filosofía de la biblia satánica de Anton Lavey, se ve enfrentado a normativas institucionales que limitan su expresión individual al requerir una apariencia que no concuerda con su fe, específicamente, el uso de cabello largo.
Esta disputa no es un mero asunto de estética, sino que sumerge al uniformado en las profundas aguas de la libertad de expresión y el derecho fundamental a ejercer sus convicciones espirituales. La Policía Nacional, conocida por su postura conservadora, ha impuesto a Parales la recitación de oraciones católicas, amplificando la tensión entre su vida privada y su papel en una organización con rigurosos códigos de conducta.
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En diálogo con medios locales, Parales ha manifestado su aspiración de ser valorado por su trabajo y no por su creencia, y contempla la posibilidad de unirse al cuerpo de bomberos, de no poder seguir ejerciendo como policía, para continuar su vocación de servicio. Su caso destaca la lucha individual por la inclusión y el respeto a la diversidad dentro de cuerpos como la Policía Nacional, donde predomina un ethos particular.
Contra la corriente de prejuicios, el oficial Parales defiende que el satanismo laveyano, entendido como un credo laico que aboga por la convivencia pacífica entre diversas religiones, no tiene por qué impactar en su desempeño en la fuerza pública. Este satanismo mira hacia la autonomía del individuo y rechaza ser asociado con rituales malignos, un estereotipo que históricamente ha perseguido a sus seguidores.
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