En una coyuntura económica que ha puesto a prueba la resiliencia del sector energético colombiano, los consumidores reciben una noticia que aporta un respiro al bolsillo: el precio de la gasolina en Colombia se ha estabilizado y, según anuncia el Ministerio de Minas y Energía, febrero será el primer mes sin aumentos tras más de un año de incrementos continuos. Este acontecimiento marca un punto de inflexión significativo, con el precio promedio del galón de combustible que anteriormente estaba en $9.259, alcanzando ahora los $15.160, una cifra que refleja la cotización internacional.
El Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), un mecanismo que hasta ahora permitía suavizar los impactos del mercado global con fondos públicos, ha estado en el centro de la política de ajustes del Gobierno. Con esta medida se perseguía el objetivo de reducir un déficit que, de acuerdo con el Ministerio de Hacienda, ascendería a $16 billones para 2024.
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La estrategia detrás de estos ajustes ha sido respaldada por expertos y centros de pensamiento, aunque advierten sobre la necesidad de un plan más estructurado para la gestión fiscal del FEPC. Anteriormente, dichos subsidios mantenían una brecha significativa entre las tarifas locales y los precios a nivel internacional, propiciando un desajuste fiscal sustancial.
Un informe de la Contraloría ha estimado que la cuantía de los recursos destinados a estos subsidios asciende a $100 billones a precios constantes de 2023, revelando el coste que la práctica ha tenido para la Nación y subrayando la importancia de manejar los precios de los combustibles de manera sostenible.
Mirando hacia el año 2024, se esperan variaciones en los precios de la gasolina basadas en las fluctuaciones del mercado internacional. La fórmula para determinar el precio al consumidor en Colombia comprende diferentes componentes, principalmente regulados, donde el ingreso al productor es un factor clave que debe corresponder al precio de paridad de exportación, permitiendo que los precios internos reflejen los movimientos del mercado global.
Mientras tanto, el diésel, otro componente esencial del sector transporte, podría enfrentarse a una realidad distinta. A pesar de la oposición por parte de los transportadores, que reclaman una revisión en la fórmula de cálculo, las autoridades mantienen la intención de aplicar ajustes a este combustible durante el presente año. Estos aumentos proyectados podrían conducir a una reducción en el déficit del FEPC, cerrando el 2024 con una cifra cercana a los $10 billones.
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