Javier Acosta se aplico la eutanasia que cambiaría su vida y la de muchos otros decidió poner fin a su batalla contra una enfermedad devastadora el viernes 30 de agosto de 2024, a mediodía. Este hombre de 36 años, quien había pasado sus últimos días en el Hospital San Ignacio de Bogotá, fue trasladado a un lugar donde pudo despedirse en paz y recibir la eutanasia que tanto deseaba.
Eutanasia en Colombia
En Colombia, desde que la Corte Constitucional despenalizó la eutanasia en 1997, numerosas historias conmovedoras han salido a la luz. La historia de Javier Acosta es solo una más en una serie de relatos que reflejan la lucha personal y colectiva por el derecho a morir dignamente. Estos casos, además de poner en el escenario público debates morales y Eu, también han expuesto las trabas administrativas y el sufrimiento prolongado de pacientes y sus familias.
Uno de los primeros y más mediáticos casos fue el de Ovidio González, padre del reconocido caricaturista Julio César González, conocido como "Matador". Ovidio, de 79 años, enfrentó un doloroso cáncer bucal que deterioró su calidad de vida. En junio de 2015, Ovidio solicitó la eutanasia en la Clínica Oncólogos de Occidente, en Pereira. A pesar de que el procedimiento fue inicialmente negado minutos antes de realizarse, un acuerdo posterior permitió a Ovidio acceder a su deseo de morir sin más sufrimiento el 3 de julio de 2015.
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En una narrativa similar, Yolanda Chaparro Andrade, de 71 años, luchó contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa que destruye los músculos y afecta las funciones físicas, dejando intacta la conciencia del paciente. Yolanda solicitó la eutanasia en mayo de 2020, pero enfrentó la negativa de su neurólogo, quien consideró que aún no estaba en un estado suficientemente deteriorado. Luego de una prolongada batalla legal, Yolanda finalmente recibió autorización y falleció el 25 de junio de 2021.
Martha Sepúlveda se convirtió en la primera paciente con una enfermedad no terminal en recibir la eutanasia en Colombia. A sus 51 años, Martha padecía ELA y, tras un proceso legal y administrativo lleno de obstáculos, finalmente pudo acceder a su derecho el 8 de enero de 2022 en Medellín. Martha preparó todo para su despedida el 10 de octubre de 2021, pero la IPS se negó a realizar el procedimiento. Tras un fallo judicial, la eutanasia se realizó, marcando un precedente legal y social significativo en el país.
Víctor Escobar, a sus 59 años, también dejó una huella al ser el primer colombiano en recibir la eutanasia sin padecer una enfermedad terminal. Víctor había sufrido dos accidentes cerebrovasculares, EPOC, hipertensión, diabetes y varias cirugías de columna, entre otras condiciones. Inicialmente, su solicitud fue negada, pero tras un proceso público y legal, recibió la eutanasia el 7 de enero de 2022, poniendo fin a su largo sufrimiento.
Olga Orrego, quien vivió gran parte de su vida en Venezuela, regresó a Colombia para solicitar la eutanasia tras 16 años de lucha contra la esclerosis múltiple primaria (EMPP). Esta enfermedad le había paralizado casi completamente el cuerpo. Olga llegó a Medellín en enero de 2017 y, tras un proceso que duró menos de un mes, recibió la eutanasia el 10 de febrero de 2017.
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Estas historias de vida y muerte reflejan no solo el sufrimiento individual y la lucha por preservar la dignidad hasta el último momento, sino también el complejo entramado legal y administrativo que rodea la eutanasia en Colombia. Cada caso es un testimonio de la resiliencia humana y la búsqueda de una muerte digna frente al dolor y el deterioro irreversible.
La implementación de la eutanasia en Colombia está rodeada de procedimientos que deben ser seguidos estrictamente para garantizar que este derecho fundamental sea respetado. Entre los pasos más relevantes, se incluyen:
- Solicitud por el paciente: La persona debe expresar de manera clara y reiterada su deseo de someterse a la eutanasia.
- Evaluación médica: Un comité científico y médico evalúa el caso para asegurar que se cumplan los requisitos legales.
- Aprobación y programación: Tras la aprobación del comité, el procedimiento debe ser programado y realizado en un plazo máximo establecido.
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Sin juicios ni conclusiones, estas historias aportan una visión amplia de los desafíos que enfrentan quienes buscan el derecho a morir dignamente en Colombia. La legislación ha permitido que personas como Javier Acosta, Ovidio González, Yolanda Chaparro, Martha Sepúlveda, Víctor Escobar y Olga Orrego puedan despedirse del mundo con dignidad, pero también ha evidenciado la necesidad de un sistema más ágil y humano que reduzca el sufrimiento innecesario en sus últimos días.
