En un giro inesperado y fatal, el oscuro mundo de la extorsión en Guayaquil cobró la vida de un presunto miembro de una pandilla, en lo que parece ser un intento fallido de intimidación con explosivos. La comunidad de vecinos del sector, ya angustiada por amenazas de extorsión, ha sido sacudida por este incidente que refleja la violencia que enfrentan.
El inesperado desenlace tuvo lugar la noche del miércoles 27 de diciembre. A las 8:50 p.m., en la avenida Francisco de Orellana, un formidable estruendo sacudió a los habitantes—el resultado de un plan de extorsión que resultó en una tragedia inimaginable.
Según lo captado por cámaras de seguridad, un individuo descendió de un automóvil rojo y procedió a activar un artefacto explosivo al exterior de un local comercial. Las imágenes revelaron un momento espeluznante: la carga detonó prematuramente, envolviendo al presunto extorsionista en una espesa nube de humo y escombros.
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Este suceso no solo se quedó registrado en las cámaras, sino que se propagó rápidamente a través de las redes sociales, generando alarmante viralidad. Víctor Herrera, comandante de la Policía en la Zona 8 de Guayaquil, confirmó a 'Primicias', portal de noticias, el deceso del individuo debido a la potencia del artefacto de fabricación industrial.
Detalles adicionales, proporcionados nuevamente por el comandante Herrera, sacaron a la luz la juventud del fallecido, revelando que el mismo era un adolescente. El hecho aumentó la consternación entre los ciudadanos y puso de relieve la grave situación de vulnerabilidad y peligro que encaran estos jóvenes.
La policía encontró, en medio de los restos del suceso, un documento de identidad asociado al adolescente, aunque la gravedad de las heridas —pérdida de extremidades y quemaduras severas— complican el proceso de identificación.
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