Las heladas en Boyacá se han convertido en un formidable desafío para los productores de leche y ganaderos de la región, quienes enfrentan las dificultades que implica el cultivo y la crianza de ganado en condiciones climáticas extremas. Más de 50.000 predios se hallan en la encrucijada de un fenómeno natural que, con la regularidad de un reloj, altera sus ciclos productivos y económicos.
La llegada del invierno se traduce en un drástico descenso de las temperaturas durante las madrugadas, fenómeno que afecta las praderas y disminuye significativamente la producción lechera. La situación actual ha encendido alarmas en el sector agropecuario, con una caída de 50 litros en la producción de leche diaria, afectando el sustento de miles de familias dependientes de esta industria.
Juan Manuel Rincón, director ejecutivo de la Asociación de Ganaderos del Altiplano Cundiboyacense, comunicó en una entrevista concedida a Caracol Radio que este patrón climático es bien conocido entre los productores, pero las soluciones efectivas y a largo plazo aún escasean. Para enfrentar este desafío, Rincón subraya la necesidad de adaptarse y adoptar prácticas agrícolas resilientes.
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Para ello, se han propuesto las siguientes recomendaciones estratégicas para los ganaderos:
1. Construcción de diques a pequeña escala para capturar agua de lluvia.
2. Creación de refugios como cambuches o cobertizos para proteger al ganado de la insolación y de las heladas.
3. Fomento de la producción silvopastoril.
4. Implementación del uso de bloques multinutricionales.
5. Reajuste de la densidad de la carga animal, optimizando la distribución en los potreros.
6. Empleo de planes de suplementación nutricional, aprovechando subproductos de cosechas y de la industria alimentaria.
7. Integración de follajes de plantas arbóreas en las dietas del ganado, buscando complementar su alimentación con forraje verde.
El sector ganadero y lechero de Boyacá no es ajeno a las adversidades que trae consigo el clima; sin embargo, la implementación de estas medidas responde al llamado de urgencia por adaptarse y transformar los métodos de producción tradicionales, garantizando así la pervivencia de un sector vital para la economía local y la seguridad alimentaria de la región. La acción conjunta, la innovación y la creatividad en la gestión de los recursos naturales serán decisivas para superar este desafío anual.
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