En las madrugadas de Boyacá, las temperaturas gélidas se convierten en un desafío para el sustento de miles de familias. El fenómeno conocido como heladas, típico de las estaciones veraniegas, está causando estragos en el campo boyacense, dañando pastos y forrajes esenciales para el ganado. La pérdida de verdor en las praderas se traduce directamente en un golpe a la economía rural, poniendo en jaque a quienes viven de la ganadería.
Juan Manuel Rincón, director ejecutivo de la Asociación de Ganaderos del Altiplano Cundiboyacense, ha puesto cifras a esta realidad en declaraciones a Caracol Radio, indicando que más de 50 mil predios están sufriendo las consecuencias de esta sequía helada. Rincón recalca que este ciclo de frío extremo se repite anualmente, trayendo consigo los mismos problemas sin que se hayan establecido soluciones estructurales por parte de las autoridades.
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La incidencia de estas bajas temperaturas no solo quema las pasturas, sino que también ha llevado a una disminución en la producción lechera, descendiendo de 150 a 100 litros diarios. Un descenso significativo que afecta la economía regional y la sostenibilidad de las granjas.
Estas recomendaciones buscan no solo contrarrestar los efectos negativos de las heladas, sino también fortalecer la resiliencia de los sistemas agrícolas y ganaderos frente a fenómenos climáticos adversos que, lamentablemente, parecen estar aquí para quedarse. La adaptación proactiva es esencial para garantizar la continuidad y el éxito de la importante labor que realiza el sector rural en Boyacá.
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