En el crisol de la economía colombiana, la mezcla de diálogos extendidos y discrepancias entre sectores ha culminado en una resolución gubernamental respecto al salario mínimo. A pesar de los continuos esfuerzos y tensiones en las negociaciones entre las centrales obreras y los gremios empresariales, el Gobierno ha emitido un decreto que establece un incremento del 12% para el salario mínimo en 2024, que lo eleva de 1.160.000 a 1.300.000 pesos.
Aquel viernes en el aeropuerto de Catam, bajo la mirada expectante del presidente Gustavo Petro y otros funcionarios, las últimas conversaciones parecían augurar un pacto. No obstante, a medida que la tarde avanzaba, la posibilidad de acuerdo se disipó, dando paso a la decisión unilateral del Ejecutivo, anunciada pocas horas después.
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La posición del director del Banco de la República, Leonardo Villar, quien sugirió un aumento alineado con la inflación anual, marcó los límites prudentes del debate. Recordemos que las políticas del emisor buscan equilibrar el consumo y la inflación a través de la manipulación de las tasas de interés, recientemente disminuidas del 13,25% al 13%, en busca de un alivio económico.
A pesar de haber concluido noviembre con una inflación del 10,15% y proyecciones que apuntan a un cierre del año en torno al 9,4%, ciertos economistas consideran que el aumento del salario mínimo dista de seguir el ritmo inflacionario, desatando un debate abierto sobre las consecuencias de tal medida.
Durante las conversaciones, se expuso la propuesta de los empresarios, aglutinados en la ANDI y el Consejo Gremial, que inicialmente favorecían un reajuste de un solo dígito, para luego presentar una cifra de incremento del 10,15%. Las centrales obreras, por su parte, propusieron un ambicioso 18%, una cifra que encontró escepticismo en la mayoría de observadores por su viabilidad y potenciales impactos económicos.
El economista Salomón Kalmonovitz inyecta una visión cautelosa, advirtiendo sobre la fragilidad de una economía en recesión y el equilibrio con la tasa de desempleo, que marcó un positivo 9% en noviembre. Este contexto, junto al precedente de un aumento del 16% el año anterior, delinea un panorama complejo que pone en vilo la generación de empleo futuro.
En compensación, el presidente Petro anunció que el subsidio al transporte experimentará un alza del 15%, que se traduce en una cifra de 162.000 pesos en 2024. Crucialmente, este ajuste en el subsidio no incide en los aportes a la seguridad social ni otros conceptos vinculados al salario mínimo, subrayando una diferenciación económica relevante.
Este balance entre crecimiento salarial y control inflacionario marca una vez más el desafío del Gobierno de navegar por las intrincadas aguas de la política económica, en una búsqueda constante de equilibrio entre las urgencias sociales y la estabilidad macroeconómica del país.
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