El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, ha señalado que la situación del racionamiento de agua en la ciudad podría flexibilizarse si se consolidan ciertos indicadores positivos en el almacenamiento hídrico. Desde la administración, se ha destacado el creciente diferencial en el volumen de agua almacenada respecto al mismo periodo del año anterior, lo cual ofrece una perspectiva diferente sobre la gestión del recurso en la capital.
Durante una reciente conferencia, el alcalde explicó que, al 9 de febrero, el sistema contaba con aproximadamente 35 millones de metros cúbicos adicionales en comparación con la misma fecha del año pasado. Según los datos, el saldo positivo creció desde 15 millones de metros cúbicos el 1 de enero, lo que implica un incremento de 20 millones en tan solo treinta días y nueve días adicionales. Los datos resaltan lo siguiente:
• Diferencial inicial el 1 de enero: 15 millones de m³
• Diferencial al 9 de febrero: 35 millones de m³
• Incremento en menos de dos meses: 20 millones de m³
Paralelamente, se ha explicado que, aunque los embalses muestran un descenso en sus niveles, este fenómeno es una tendencia estacional. Durante la temporada habitual de baja, la caída se ha registrado de manera más gradual gracias a la implementación del racionamiento y las operaciones especializadas de la planta Tibitoc. Este manejo controlado permite preservar reservas cruciales para enfrentar periodos de mayor consumo y condiciones climáticas adversas.
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El gobierno capitalino ha establecido como meta mantener la tendencia positiva en el almacenamiento de agua, y trabajar en el fortalecimiento del sistema. Para ello, se han planteado diversos criterios de análisis, tales como:
• Monitoreo continuo del consumo domiciliario durante ciclos de restricción
• Evaluación del impacto de las lluvias previstas para los meses de marzo y abril
• Ajuste y calibración de medidas de racionamiento en función de las variaciones en niveles hídricos
En respuesta a la evolución del sistema, se han tomado en cuenta los efectos del proceso de sequía que impactó considerablemente al sistema de Chingaza el año anterior. La administración destacó que en 2024 se registró uno de los periodos más secos de los últimos cincuenta años. Esta situación llevó a implementar medidas estrictas para el cuidado del recurso, permitiendo una recuperación paulatina y evitando alcanzar niveles críticos que podrían afectar el suministro de agua en el futuro.
Natasha Avendaño, gerente del Acueducto de Bogotá, ha resaltado que las cifras actuales reflejan una mejora en los niveles de los embalses. Ella afirmó que los datos disponibles evidencian un volumen de agua superior al registrado en periodos anteriores, elemento que aporta confianza a la estrategia de manejo. Avendaño expuso que, a pesar de la mejora, es imperativo continuar con acciones orientadas a la conservación. Según sus declaraciones, se han reforzado recomendaciones para la ciudadanía, tales como:
• Reducir el consumo de agua en actividades cotidianas
• Desactivar el grifo innecesariamente durante el cepillado y aseo personal
• Mantener prácticas de ahorro de agua incluso en periodos de mejoría
Asimismo, la experiencia adquirida durante los ciclos anteriores de restricciones ha permitido identificar el potencial de la población para adaptarse y gestionar de manera responsable el recurso. Las campañas de concienciación orientadas a fomentar prácticas de ahorro han tenido un impacto medible, mostrando una reducción temporal en el consumo durante los periodos de máxima demanda.
Finalmente, se reconoce que el cambio climático representa un escenario de desafío permanente para el manejo sostenible del agua. Las autoridades locales subrayan que la colaboración de la ciudadanía y el mantenimiento de procedimientos estrictos serán esenciales para preservar la seguridad hídrica en Bogotá. La estrategia se centra en un monitoreo constante y la pronta adaptación a eventos climáticos adversos, garantizando así la continuidad del suministro sin incurrir en riesgos innecesarios.
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