En la inabarcable diversidad de Colombia, la comunidad arhuaca se alza como un baluarte de tradiciones en el escarpado paisaje de la Sierra Nevada de Santa Marta. No son solo los colores de sus mochilas lo que los definen, sino un tejido mucho más complejo de prácticas y creencias que se hilvanan en el día a día de este pueblo ancestral.
La destreza de los arhuacos en entretejer mensajes en cada puntada de sus mochilas es un espejo de su profunda conexión con la naturaleza, evidente también en sus rituales de agradecimiento a la tierra. Su devoción por la Sierra Nevada, parte fundamental de su identidad, ha trascendido fronteras, siendo reconocida por la Unesco junto con los saberes de otros tres grupos indígenas de La Sierra. Este honor subraya la relevancia de los métodos ancestrales de conservación del agua y la naturaleza, colocando a los arhuacos como referentes mundiales en la gestión ambiental y cultural.
El corazón de su ethos reside en la Ley de Origen, un compendio de saberes que rebasa la transmisión oral y se manifiesta en rituales sagrados, la danza y los calendarios ecológicos; prácticas que conforman un lenguaje simbiótico con su entorno.
Le puede interesar: Nuevo Examen del Impacto Fiscal en Regalías: Entra en Juego Periodo Crítico de 30 Días
Dentro de este mosaico cultural irrumpe la figura de Diomedes Izquierdo, quien, con sus 30 años, infunde un nuevo aliento al legado arhuaco al consolidarse como el primer indígena arqueólogo del país. Su graduación en la Universidad Externado, el pasado 24 de marzo de 2022, no solo es un hito personal sino colectivo. Izquierdo promueve una arqueología que se funde con la preservación, estableciendo un diálogo que respeta las reliquias sagradas de su pueblo y el equilibrio de su entorno natural.
Pero su labor no termina en el campo de la arqueología. Izquierdo está embarcado en una misión de rescate cultural en colaboración con los Mamos, custodios esenciales del conocimiento ancestral. Ellos desempeñan roles vitales: son jueces, líderes espirituales y mentores, tejedores de la continuidad ancestral que fluye hacia las nuevas generaciones.
El reconocimiento de la Unesco y la labor de personas como Izquierdo abren una ventana al mundo para apreciar la profundidad de una cultura cuyas raíces se extienden tanto en la tierra como en el tiempo. Los arhuacos no solo sobreviven; prosperan y enseñan, ofreciendo al mundo una lección de sostenibilidad y respeto por la vida en todas sus formas.
Le puede interesar: Gobierno Nacional le Cumple a la Guajira: Camiones de la Ungrd Impulsan la Distribución de Agua