Bogotá ha experimentado un preocupante aumento del 58% en los casos de explotación sexual infantil a través de Internet. Durante 2024, la plataforma Te Protejo Colombia ha documentado 838 instancias de violencia digital que afectan a niños, niñas y adolescentes, lo que se traduce en aproximadamente 20 incidentes cada semana. Aunque se han tomado medidas en las instituciones educativas, el subregistro de este tipo de incidentes continúa siendo un gran obstáculo para una respuesta efectiva.
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Datos de Safe Online, parte de End Violence Against Children, revelan que una de cada cinco niñas a nivel global ha enfrentado violencia sexual en su infancia, y más de un tercio de estos abusos han tenido lugar a través de medios digitales. Esta forma de violencia en línea tiene un impacto devastador en las vidas de las víctimas, alterando su desarrollo emocional y mental.
El primer semestre de 2024 ha sido particularmente impactante para Bogotá, donde la Fiscalía ha informado de 310 casos activos de abuso sexual infantil en línea, una cifra que marca un notable incremento frente a los 195 incidentes registrados durante el mismo periodo del año anterior. Las localidades de Los Mártires, Kennedy y Ciudad Bolívar se destacan por tener el mayor número de casos.
Este incremento ha provocado discusiones en el Concejo de Bogotá, donde se resalta la necesidad urgente de fortalecer las capacidades institucionales. Asimismo, se han documentado 15 casos en los que los medios digitales se utilizaron para ofrecer actividades sexuales con menores de edad, subrayando la complejidad del problema.
La explotación sexual infantil en línea abarca más que el grooming o la distribución de material de explotación. También incluye la extorsión sexual y la creación de contenido sexual a través de inteligencia artificial, lo que complica aún más su tratamiento debido a las dificultades en el registro de casos y la reticencia a denunciar, influenciada por el miedo y la falta de acceso a servicios de apoyo.
El impacto emocional en los menores es significativo, con efectos como depresión, ansiedad y comportamientos hostiles. Lorena Bonilla, psicóloga clínica, indica que "el acceso masivo al contenido explícito en internet amplifica el daño emocional de las víctimas".
El contexto exige un enfoque integral que contemple no solo la escucha activa y el apoyo a las víctimas, sino también una estrecha colaboración entre diferentes instituciones y la participación destacada de la industria tecnológica en la salvaguarda de los menores.
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