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Bogotá cuenta con un refugio para niños en barrio vulnerable de Bogotá

por: Julian Glevez

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En el barrio Santa Fe de Bogotá, un oasis de respiro emerge para los niños que habitan en medio de un entorno complejo y cargado de riesgos. Esta ludoteca comunitaria, situada en el sector de Los Mártires, se presenta como un santuario de esperanza para cerca de 70 menores que acuden semanalmente en busca de un espacio seguro donde jugar, aprender y recibir apoyo integral. Operando bajo la coordinación de la Fundación Eudes y la Corporación El Minuto de Dios, este refugio es un testimonio viviente del poder transformador de la comunidad.

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La fachada de la ludoteca, una casa blanca ornada con ventanas protegidas por rejas negras, es testigo de historias de transformación que contrarrestan la percepción de peligro característico del barrio. Los martes y jueves, niños de entre 6 y 12 años llegan junto a sus familias, escapando de las amenazas cotidianas como el reclutamiento por parte de grupos delictivos, la explotación infantil y el consumo de sustancias psicoactivas.

Refugio para niños en Bogotá
Refugio para niños en Bogotá

Este esfuerzo no es aislado: forma parte de una red de 16 ludotecas similares ubicadas a lo largo de 11 regiones del país, como Cúcuta, Barranquilla, Cartagena, entre otras, incluidas otras en Bogotá como Suba Lisboa. Estas iniciativas colectivas benefician a más de 800 niños, ofreciendo servicios que van desde el apoyo académico y emocional hasta la atención nutricional vital.

Las estadísticas subrayan la necesidad apremiante de estos espacios. Entre enero y agosto, Los Mártires ha experimentado un desafortunado aumento del 1.017% en los casos de violencia intrafamiliar en comparación con el mismo periodo del año anterior. Asimismo, delitos de extorsión y abusos sexuales han registrado incrementos del 283% y 252%, respectivamente. Estos datos, provistos por la Secretaría de Seguridad, ilustran las duras realidades que la ludoteca contribuye a mitigar.

Cada tarde antes de las 2 p. m., la energía y las risas de los niños llenan el patio de la ludoteca, un área que exhibe artísticamente sus propias creaciones. Allí, guiados por trabajadoras sociales, psicólogas y estudiantes de pedagogía, los niños participan en talleres diseñados para fortalecer habilidades blandas y promover el aprendizaje a través del juego, el arte y el deporte. Paralelamente, sus madres participan en clases sobre nutrición, manejo del estrés y oportunidades de emprendimiento, asegurando un enfoque integral al desarrollo familiar.

Leidy Parra, directora de programas sociales, destaca la metodología empleada en los talleres, que se desarrollan cuidadosamente para resonar con las experiencias cotidianas de los niños. Actividades como rompehielos y juegos interactivos son parte del currículo que persigue fomentar una cultura de paz, aumentar la autoestima y desarrollar capacidades cognitivas y emocionales.

Uno de los momentos más valorados por las familias es la pausa de las 4 p. m., cuando se distribuyen refrigerios nutritivos. Para algunas familias, estos representan una fuente crucial de alimentación diaria, dada la precariedad económica que enfrentan. Carmen Medina, coordinadora de El Refugio desde hace más de nueve años, resalta la importancia de colaboraciones con entidades internacionales y el sector privado, que permiten proporcionar suplementos nutricionales y seguimiento regular del crecimiento de los menores.

Este enfoque es más que necesario. Según el informe del Instituto Nacional de Salud, hasta octubre de 2024, Colombia reportó 20.156 casos de desnutrición infantil, de los cuales Bogotá contribuyó con 2.594. En la localidad de Los Mártires, se presentaron 84 casos de desnutrición aguda, estableciendo la urgencia de la labor que realiza la ludoteca.

Pese a sus éxitos, el refugio enfrenta retos constantes. Las limitaciones de recursos económicos y las complicaciones asociadas al contexto social de las familias a menudo obstaculizan la asistencia regular de los niños. Sin embargo, el equipo de la ludoteca está preparado para detectar señales de advertencia, como el retraimiento o el miedo persistente en los menores. En tales casos, se fortalecen los lazos familiares, se realizan visitas domiciliarias y se ofrece apoyo directo a las madres para prevenir la ruptura de relaciones familiares cruciales.

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