En la búsqueda de transformar la capital colombiana en una urbe más eficiente y equitativa, avanza el proyecto que promete convertir a Bogotá en una "ciudad de 30 minutos". Este concepto, que prioriza el acceso a servicios y empleo a no más de media hora de distancia para los ciudadanos, está en curso de reestructuración urbana.
La estrategia actual se centra en la reorganización de las Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ), con el objetivo de distribuir de manera más justa tanto las inversiones como los recursos socioeconómicos. Este cambio estructural persigue un equilibrio que ha sido esquivo hasta ahora, con ciertas localidades disfrutando de fuentes de trabajo abundantes, mientras otras enfrentan índices de desempleo considerables.
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La disparidad se refleja en el contraste entre zonas como Usaquén y Chapinero, donde se aglutina una gran parte de las oportunidades laborales, y otras como Bosa y Ciudad Bolívar, que registran índices de desempleo que alcanzan el 6,3%. Esta situación provoca que diariamente un gran número de residentes se vea obligado a recorrer largas distancias, iniciando jornadas antes del amanecer para llegar a sus lugares de trabajo, añadiendo una significativa carga de estrés y fatiga a sus vidas cotidianas.
Con la implementación de esta iniciativa se espera contrarrestar el actual esquema de concentración de trabajo y lograr que más habitantes puedan encontrar empleo dentro de su zona de residencia. El compromiso de las autoridades municipales consiste en asegurar una mejor calidad de vida para los bogotanos, favoreciendo una ciudad más cohesionada y menos segregada por desigualdades socioeconómicas. La visión de futuro es clara: reducir el impacto del desplazamiento diario y propiciar una Bogotá más accesible para todos sus habitantes.
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