La capital colombiana experimenta un incremento en la concentración de partículas contaminantes debido a incendios en regiones aledañas, según informes recientes de la Secretaría Distrital de Ambiente. Este fenómeno, característico de principios de año, plantea nuevos retos para la gestión ambiental urbana y la salud pública.
- Le puede interesar: Cundinamarca: Incendio en Chingaza
Los incendios en la Orinoquía y otras zonas del país están contribuyendo significativamente al aumento de material particulado PM2.5 y PM10 en el aire bogotano. Estas partículas microscópicas, conocidas por sus efectos nocivos en la salud respiratoria, están siendo monitoreadas de cerca por las autoridades ambientales.
El Índice Bogotano de Calidad del Aire y Riesgo en Salud (Iboca) ha registrado niveles de riesgo moderado en siete estaciones de monitoreo, mientras que las estaciones Guaymaral y Minambiente reportan un nivel regular. Esta clasificación refleja la creciente preocupación por la calidad del aire en la ciudad.
Expertos de la Subdirección de Calidad del Aire, Auditiva y Visual de la AAB advierten sobre la posibilidad de declarar una alerta en las próximas semanas. Se proyecta un aumento en las concentraciones de material particulado del 40% al 65%, una situación que merece atención especial.
La ciudad está experimentando un fenómeno conocido como inversión térmica, que dificulta la dispersión de contaminantes. Además, cambios en los patrones de viento están favoreciendo la acumulación de masas de aire contaminado sobre Bogotá. Estos factores combinados explican la "niebla" percibida por algunos residentes.
Pronósticos de la Secretaría de Ambiente indican que el 16 de enero podría ser un día crítico, con un pico de impacto debido a los incendios forestales. Se espera que algunas estaciones en el suroccidente de la ciudad pasen de un Iboca moderado a regular, especialmente durante las horas de la mañana.
A pesar de estas previsiones, las autoridades no anticipan la necesidad de declarar una alerta Fase I en los próximos tres días. Sin embargo, se mantendrá una vigilancia estrecha de la situación, considerando la persistencia de condiciones meteorológicas desfavorables.
Las bajas velocidades del viento y las inversiones térmicas continuarán dificultando la dispersión de contaminantes, particularmente durante las mañanas. Esto plantea un escenario complejo para la gestión de la calidad del aire en la capital colombiana.
La situación actual subraya la importancia de la cooperación regional en la prevención y control de incendios, así como la necesidad de estrategias integrales para mejorar la calidad del aire en áreas urbanas. Las autoridades continúan monitoreando la situación y exhortan a la ciudadanía a mantenerse informada sobre las condiciones ambientales.
