En Bogotá, se han confirmado los dos primeros fallecimientos en hospitales a causa del brote de fiebre amarilla, según lo comunicado por las autoridades locales. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, explicó que ambas personas arribaron enfermas a la ciudad, procedentes de zonas donde se ha reportado circulación del mosquito Aedes aegypti. Esta información ha sido puesta en conocimiento público para precisar que, de manera determinante, el contagio no se produjo en territorio bogotano. En efecto, el clima y las condiciones ambientales de la ciudad no permiten la proliferación del vector, lo que se traduce en un escenario de baja transmisión local en la capital.
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El reporte oficial también indicó que, hasta el momento, se han registrado cinco casos de la enfermedad en Bogotá. De estos, dos correspondieron a los decesos recientemente informados y los otros tres se encuentran bajo observación y cuidado médico intensivo.

El alcalde enfatizó que la condición de los pacientes supervivientes se mantiene bajo reserva médica. Asimismo, subrayó que las dos personas fallecidas ya venían contagiadas al ingresar a la ciudad, lo que evita asociar este evento a un proceso de contagio local. Entre los hechos relevantes se destacan:
• Llegada de pacientes contagiados desde zonas de alto riesgo.
• Registro de tres casos en proceso de atención por la red de salud del Distrito.
• Aclaración sobre las condiciones ambientales de Bogotá que impiden la presencia del mosquito transmisor.
Ante esta situación, las autoridades han dirigido un llamado a la ciudadanía, sobre todo a aquellas personas que durante las festividades de Semana Santa viajaron a lugares con alerta por transmisión de la enfermedad. Se recomienda acudir de manera inmediata al centro de salud más cercano ante la primera manifestación de síntomas o cualquier otro signo de alarma. Con el fin de facilitar la identificación de áreas de riesgo, se han detallado varios municipios en Cundinamarca y en otros departamentos donde la presencia del mosquito o los registros de casos delegan especial atención. Entre ellos se incluyen:
• Municipios en Cundinamarca: Agua de Dios, Arbeláez, Beltrán, Cabrera, Caparrapí, Girardot, Guaduas, Guataquí, La Palma, Medina, Nariño, Nilo, Paime, Pandi, Paratebueno, Puerto Salgar, Ricaurte, San Juan de Rioseco, Tocaima, Venecia y Yacopí.
• Zonas del oriente del Tolima, destacándose los municipios de Cunday, Prado y Ataco, con 11, 10 y 8 pacientes respectivamente.
La situación epidemiológica también se extiende a otros departamentos, lo cual demanda un enfoque integral en la prevención y vigilancia de la fiebre amarilla. En Tolima, las áreas que presentan mayor incidencia comprenden municipios como Alpujarra, Carmen de Apicalá, Coyaima, Cunday, Dolores, Guamo, Icononzo, Melgar, Natagaima, Prado, Purificación, Saldaña, Suárez y Villarrica. En el departamento de Norte de Santander se han identificado casos en:
• Abrego, Convención, Cúcuta, El Carmen, El Tarra, El Zulia, Hacarí, Ocaña, Puerto Santander, San Calixto, San Cayetano, Santiago, Sardinata, Teorama y Tibú.
Otros departamentos afectados incluyen Santander, con Barrancabermeja, Charalá, Coromoro, El Playón, Floridablanca, Girón, Piedecuesta, Puerto Wilches, Rionegro, Sabana de Torres, Socorro y Suratá; Bolívar, con los municipios de Cantagallo, Morales, Santa Rosa del Sur, San Pablo y Simití; Huila, en municipios como Acevedo, Algeciras, Garzón, Guadalupe, Suaza, Campoalegre, Neiva, Rivera, Baraya, Gigante, Tallo, Pitalito y Colombia. Además, se han identificado casos en algunos municipios de Antioquia (Dabeiba, Turbo), Boyacá (Páez, Paya), Cauca (Santa Rosa, Piamonte) y Nariño (Ipiales).
En el contexto global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la fiebre amarilla como una enfermedad infecciosa transmitida por mosquitos, principalmente durante horas diurnas, lo que resalta la importancia de las medidas preventivas en ambientes urbanos y rurales. Los mosquitos se reproducen en diversos hábitats que incluyen áreas domésticas, bosques o zonas con características intermedias, denominadas semidomésticas. Esta enfermedad se encuentra de forma endémica en regiones tropicales tanto de África como de América Latina, lo que implica la necesidad de una respuesta coordinada en términos de salud pública y educación ambiental para evitar su expansión.
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