Los recientes incendios forestales en los límites de Bojacá y Mosquera, Cundinamarca, han desencadenado una serie de efectos en cascada que afectan la calidad del aire en la región. Este fenómeno, lejos de ser un evento aislado, se ha convertido en un desafío multifacético que involucra aspectos ambientales, de salud pública y de gestión de riesgos.
La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha identificado, mediante su red de monitoreo satelital, diversos puntos de calor en la zona afectada. Este monitoreo ha permitido una comprensión más profunda de la dinámica de los incendios y su impacto en el entorno.
Un factor agravante de la situación es la confluencia de corrientes atmosféricas provenientes de la Orinoquía y la Amazonía, regiones que también enfrentan incendios forestales. Estas corrientes transportan partículas contaminantes, contribuyendo al deterioro de la calidad del aire en Cundinamarca.
La escasez de lluvias durante septiembre ha exacerbado la problemática. Las precipitaciones han sido significativamente menores en comparación con años anteriores, creando condiciones propicias para la propagación de incendios y la acumulación de contaminantes en el aire.
Los efectos de esta situación se extienden más allá de Bojacá y Mosquera. Municipios como Tena, La Mesa, Zipacón, Cachipay y Anolaima también están experimentando una disminución en la calidad del aire, lo que subraya la naturaleza regional de este desafío ambiental.
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Ante este panorama, la CAR ha emitido una serie de recomendaciones para mitigar los efectos en la salud de los habitantes:
1. Uso constante de tapabocas
2. Evitar actividades físicas al aire libre
3. No realizar eventos masivos en exteriores, especialmente entre las 6 a.m. y 10 a.m.
4. Promover el uso de transporte no motorizado en horarios de menor afectación
5. Evitar la quema de basura o materiales combustibles
6. Reducir el consumo de cigarrillos
7. No arrojar objetos que puedan provocar incendios
Los pronósticos indican que a finales de mes podría haber un aumento en la humedad y las lluvias, lo que potencialmente mejoraría la calidad del aire. Sin embargo, hasta que estas condiciones se materialicen, la CAR mantiene sus recomendaciones y continúa monitoreando de cerca los niveles de contaminación.
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