Un grupo de científicos ha revelado que la crisis climática está generando efectos significativos en la duración de los días. Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, este estudio investiga cómo el derretimiento masivo del hielo polar contribuye a la prolongación de cada día.
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Utilizando métodos avanzados de observación y reconstrucción informática, los investigadores evaluaron el impacto del deshielo en la duración del día. Se encontró que, entre 1900 y 2000, la tasa de desaceleración de la duración del día varió entre 0,3 y 1,0 milisegundos por siglo (ms/cy). Sin embargo, desde el año 2000, esta tasa se incrementó a 1,3 ms/cy, coincidiendo con un notable incremento en el derretimiento del hielo polar.
El estudio subraya que aunque el cambio en la duración del día es de milisegundos, esto puede tener repercusiones importantes en diversos sectores. Por ejemplo, alteraciones en el tráfico de Internet, las transacciones financieras y la navegación GPS pueden ocurrir debido a que estos procesos dependen de un cronometraje extremadamente preciso.
Para brindar un contexto más amplio, los científicos explican que la duración de los días ha aumentado de manera constante a lo largo de la historia debido a la fuerza gravitatoria de la Luna sobre los océanos y la tierra. Esta influencia lunar ha sido un factor constante, pero ahora el derretimiento del hielo representa un nuevo elemento desencadenante.
El deshielo de Groenlandia y la Antártida está redistribuyendo el agua almacenada en latitudes altas hacia los océanos del mundo, especialmente aquellos cercanos al ecuador. Este desplazamiento de agua modifica la masa de la Tierra, afectando su rotación y alargando la duración del día.
El proceso de rotación de la Tierra se ralentiza debido a la mayor cantidad de agua en los océanos ecuatoriales. Esta redistribución de masa introduce una nueva dinámica en la duración diaria, que hasta ahora se había mantenido relativamente constante.
De acuerdo con los estudios realizados, esta variación en la duración del día, aunque mínima, presenta un desafío para los sistemas que dependen de mediciones de tiempo precisas. Desde la sincronización de redes de comunicación hasta la estabilidad en las transacciones financieras, todos estos sistemas pueden verse influenciados por los cambios en la rotación terrestre.
Finalmente, los científicos concluyen que este fenómeno subraya la interconexión entre el cambio climático y aspectos aparentemente inmutables de nuestro entorno, resaltando la necesidad de una mayor comprensión y monitoreo de estas variaciones para mitigar sus posibles impactos.
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