En un giro que podría amargar a los aficionados al café en todo el mundo, el cambio climático está remodelando las perspectivas de la industria cafetalera, obligando a un cambio en la producción que podría resultar en una taza de café más costosa y de sabor más fuerte. Las regiones que tradicionalmente han sido cunas de los granos de café están luchando contra patrones climáticos cada vez más impredecibles, y esto está empezando a influir considerablemente en la agricultura global del café.
Tran Thi Lien, una agricultora de Vietnam, se encuentra en el frente del desafío. A sus 46 años, en su finca en Dak Lak, enfrenta problemas de riego debido al clima imprevisible, alternando entre déficits de agua y excesos de lluvia. Estas dificultades están llevando a los productores a cuestionar la viabilidad del café como cultivo a largo plazo, con algunos reemplazando sus árboles cafeteros por cultivos alternativos como la pimienta negra y el durián, buscando estabilidad económica.
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Los ajustes en la producción local son un reflejo de la tendencia global, donde el costo del grano de café robusta —notorio por su sabor terroso— ha alcanzado precios máximos desde 2008. Sin embargo, incluso con este auge en los precios, el incremento en las temperaturas continua amenazando la disponibilidad futura. La variedad robusta puede estar ganando terreno debido a su resistencia, pero esto representa un cambio significativo para la industria y los consumidores.
La industria del café, valorada en aproximadamente $200 mil millones, desde pequeños productores hasta gigantes como Nestlé SA, está bajo presión. Tradicionalmente, las cadenas de café, incluyendo a Starbucks Corp., han favorecido el grano arábica por su sabor más suave y aroma delicado. Sin embargo, dado que el robusta es comúnmente utilizado en el café instantáneo, los consumidores podrían tener que ajustar sus paladares a este cambio gradual.
Un estudio reciente de cultivos comerciales tropicales, que destacó la vulnerabilidad del arábica al cambio climático, sugiere que adaptaciones significativas son necesarias para mantener la producción de café. Esto podría incluir la transición del cultivo de la variedad arábica a la más tolerante robusta.
Nestlé ya está abordando esta preocupante situación. Philipp Navratil, jefe global de la unidad comercial estratégica de café de Nestlé, subraya la urgencia de enfrentar el cambio climático, destacando la proyección de que en 30 años la mitad de las tierras de cultivo de café podrían dejar de ser viables. Con un significativo consumo de robusta a nivel mundial, los esfuerzos de Nestlé por adaptarse a estos cambios son cruciales para la empresa y para los consumidores de café.
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