La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha emitido un informe sobre la situación actual de varios afluentes del río Bogotá, tras las fuertes precipitaciones que se registraron el pasado 21 de octubre en la capital y sus alrededores. Las lluvias torrenciales han provocado un aumento repentino en los niveles de los ríos Salitre y Tunjuelo, lo que ha llevado a la entidad a intensificar su monitoreo.
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El monitoreo constante de la red hidrometeorológica de la CAR ha permitido detectar caudales que varían entre los 30 milímetros y los 50 milímetros, y en algunos casos, superan los 50,1 milímetros, especialmente en la región suroriental de la cuenca. Esta situación ha generado preocupación sobre posibles futuras crecientes en el área.
El director de la CAR, Alfred Ignacio Ballesteros, subrayó la importancia de basar las decisiones en datos precisos y actuales para comprender mejor el impacto de las lluvias extremas. Este enfoque es crucial para manejar adecuadamente el comportamiento de los recursos hídricos y reducir el riesgo de desastres naturales asociados con estas condiciones climáticas.
Los registros meteorológicos de la última semana sugieren que las crecientes súbitas podrían continuar afectando los afluentes del río Bogotá. Las áreas más vulnerables incluyen no solo los ríos Salitre y Tunjuelo, sino también los Subachoque, Córdoba, Fucha, Apulo y Lindo, así como las quebradas Yomasa, La Pilama y Cachimbula.
Ante esta situación, la CAR hace un llamado a las autoridades locales y consejos municipales para que se mantengan alertas. Los municipios más afectados podrían ser Villapinzón, Chocontá, Suesca, Sesquilé, Gachancipá, Zipaquirá, Tocancipá, Chía, Madrid, Funza, Mosquera, Bogotá, Soacha, La Mesa, Anapoima, Apulo, Tocaima, Agua de Dios y Girardot.
La red hidrometeorológica de la CAR, compuesta por 433 estaciones de monitoreo, desempeña un papel crucial en la gestión y control de las cuencas hidrográficas. A través de esta infraestructura, la entidad no solo supervisa ríos y quebradas, sino que también evalúa la situación en lagunas y embalses, asegurando un uso adecuado y regulado del recurso hídrico.
Además, la CAR ha expresado su compromiso de mantener informada a la comunidad y las autoridades sobre cualquier cambio en el comportamiento de los embalses y otras infraestructuras de regulación de agua. Este proceso de comunicación constante es esencial para mitigar posibles impactos negativos derivados de las variaciones climáticas en la región.
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