La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) ha intensificado sus esfuerzos de supervisión sobre los desarrollos urbanísticos y conjuntos residenciales colindantes al humedal El Yulo. Este refuerzo en las acciones de vigilancia tiene como objetivo primordial la detección de manejos inadecuados y prácticas irregulares en el tratamiento de aguas residuales, un factor crucial para la preservación de este valioso ecosistema en el alto Magdalena.
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Hasta el momento, dos conjuntos habitacionales han sido objeto de sanciones debido a hallazgos de vertimientos ilegales de aguas domésticas hacia el humedal, en operativos liderados por el equipo técnico y jurídico de la dirección regional Alto Magdalena de la CAR. Estos hallazgos subrayan la necesidad de una mayor control ambiental en la región, dada la importancia del humedal para la biodiversidad local y el equilibrio ecosistémico.
El humedal El Yulo, reconocido como área prioritaria para la conservación, no solo es un refugio para diversas especies de flora y fauna, sino que también tiene un papel esencial en la mejora de la calidad del agua y en la regulación ambiental. Las acciones de seguimiento han revelado descargas tanto de aguas residuales domésticas sin tratar como de aguas provenientes de piscinas, presentando un serio riesgo para su sostenibilidad y funcionalidad como regulador natural.
Camila Velásquez, directora regional Alto Magdalena de la CAR, enfatiza la singularidad y la significancia ambiental del humedal. Según Velásquez, la prioridad institucional es asegurar la conservación del humedal mediante acciones concretas que promuevan la responsabilidad entre los actores involucrados. Este enfoque es indispensable para fomentar un desarrollo turístico que no comprometa la integridad del ecosistema.
Con la proximidad de las festividades de fin de año, la CAR considera fundamental intensificar las inspecciones en los complejos residenciales, especialmente aquellos actualmente bajo investigación por incumplimientos medioambientales. Estas acciones preemptivas son vitales para prevenir daños mayores al humedal durante periodos de alta actividad humana.
Algunos complejos residenciales han iniciado ya los ajustes necesarios, conforme a las exigencias de la CAR, que incluyen la implementación de sistemas mejorados para el tratamiento de aguas residuales y prácticas operacionales sostenibles. Estas iniciativas buscan mitigar el impacto ambiental y preservar la biodiversidad del humedal.
El Yulo no solo provee hábitat a su diversa vida silvestre, sino también actúa como regulador del ciclo hidrológico, ofreciendo protección contra inundaciones y sequías y mejorando la calidad del agua, especialmente en la cuenca baja del río Bogotá. Su preservación es por tanto crucial para la región.
La directora Velásquez también expresó la intención de la CAR de colaborar con individuos y organizaciones comprometidas con la responsabilidad socioambiental, buscando la participación en proyectos de apadrinamiento del humedal. Además, la CAR continúa con sus esfuerzos de monitoreo y educación sobre los efectos de las actividades humanas y la promoción de prácticas sostenibles.
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