La COP28 de Dubai ha sido testigo de la audaz propuesta de Colombia para confrontar la crisis climática. Este fin de semana, el presidente Gustavo Petro delineó una visión decisiva para la transición energética del país, introduciendo un ambicioso "portafolio de inversiones" ante la comunidad internacional. Atrayendo a países desarrollados, filántropos e inversionistas, Petro enfatizó la necesidad de desvincular la economía nacional de los combustibles fósiles y abrazar una "economía de la biodiversidad".
Actualmente, entre el 50 y el 60 por ciento de la economía colombiana se sustenta en petróleo y carbón. Sin embargo, el país busca financiación para un cambio hacia el turismo de naturaleza, energías renovables, y proyectos de conservación y adaptación climática. "Este es nuestro corto plazo: destacar la belleza y diversidad natural de Colombia", subrayó el presidente.
Poco después, Colombia marcó un hito al ser el primer país latinoamericano y décimo a nivel mundial en adherirse al "Tratado de no proliferación de combustibles fósiles". Como mayor productor de carbón y gas de la región, su adhesión al bloque internacional representa un fuerte compromiso contra la principal causa de la emergencia climática. El director de la iniciativa del tratado, Alex Rafalowicz, aclaró que este movimiento es complementario a la COP28 y el Acuerdo de París, y busca ofrecer alternativas reales a la extracción de combustibles.
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El tratado apunta a concluir con la explotación y expansión de nuevas reservas de fósiles, tema de profundo debate en Colombia. Atrás quedan las controversias internas, como las generadas por Irene Vélez, exministra de Minas, cuyas declaraciones sobre la detención de nuevos contratos de exploración habían causado tensiones gubernamentales, especialmente con el Ministerio de Hacienda.
No obstante, la postura del gobierno se ha unificado en Dubai. En efecto, el ministro de Minas, Andrés Camacho, junto con el de Hacienda, Ricardo Bonilla, y la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, mostraron pleno soporte a la iniciativa del presidente. "Es una paradoja que Colombia, altamente dependiente de carbón y petróleo, se sitúe al lado de las islas que enfrentan la desaparición debido a la crisis climática. No es un 'suicidio económico', es un esfuerzo por prevenir un 'omnicidio'", expresó Petro.
La decisión de Colombia se alinea con la de otros países isleños vulnerables al cambio climático, como Vanuatu y Tuvalu, cuyos representantes han instado a la acción inmediata ante la urgencia climática. "La ambición no ha sido suficiente, ni tampoco la responsabilidad y rendición de cuentas. Nuestras islas se hunden y sabemos qué está causando el cambio climático y qué se necesita para detenerlo", afirmaron.
El evento también contó con la presencia de líderes como el Primer Ministro de Tuvalu, Jeusea Natano; el de Antigua y Barbuda, Gaston Browne; Ralph Regenvanu, ministro climático de Vanuatu; Thedros Adhanom, director General de la OMS; y Elaine Shajian, representante indígena de la Amazonía peruana.
Colombia se ha comprometido a no expandir su frontera extractiva y urge al mundo a diseñar una ruta clara hacia la no proliferación. La transición energética es reconocida como el corazón de su transformación y es una apuesta gubernamental integral. La participación del país en la COP28 se ha convertido en un llamado a la acción, posicionándose como líder en la lucha contra el cambio climático y fomentando un enfoque global hacia la vida y la sustentabilidad.
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