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Condenan a dos personas por presunto caso de explotación sexual en Mosquera Cundinamarca

por: Julian Glevez

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En el municipio de Mosquera, Cundinamarca, se ha sentenciado a dos personas a penas de 30 y 28 años de prisión, respectivamente, por un espantoso caso de abuso y explotación de una menor. La joven, de 16 años, vio desvanecerse su anhelo de superarse académicamente cuando sus propios familiares, quienes deberían haber sido sus protectores, se convirtieron en sus agresores. Los delitos que llevaron a esta severa condena incluyen trata de personas agravada, acceso carnal violento agravado, acto sexual abusivo con incapaz de resistir agravado y violencia intrafamiliar agravada.

El inicio de este trágico episodio se remonta entre los años 2018 y 2020. La adolescente fue persuadida de trasladarse de El Playón, Santander, a Madrid, Cundinamarca, con la promesa de continuar su educación. A pesar de las dificultades económicas y sociales de su entorno natal, sus tíos aseguraron a los padres de la menor que le ofrecerían la oportunidad de estudiar, un derecho básico que la joven había anhelado, considerando que solo había completado la primaria.

Pesadilla para niña en Cundinamarca
Pesadilla para niña en Cundinamarca

En su declaración durante el proceso judicial, la joven recordó cómo sus tíos lograron convencer a sus padres para enviarla con ellos. “Siempre quise completar mi bachillerato, pero las circunstancias allí lo hacían extremadamente difícil”, relató. Sin embargo, esta oferta de educación pronto se transformó en un periodo de sufrimiento y abuso. Después de un par de meses de trato inicialmente favorable, la situación cambió drásticamente. La adolescente fue completamente aislada de su familia, sometida a trabajos forzados y enfrentó reiterados abusos físicos y sexuales.

El fallo judicial detalla cómo la menor fue explotada en múltiples aspectos. Vivió una realidad de coacción física, psicológica y moral, siendo forzada a realizar tareas domésticas sin remuneración, y trabajos en la industria de la restauración y ventas con el único objetivo de beneficiar económicamente a Alexander y Paola. Una parte de su explotación incluyó trabajar en un restaurante en Madrid, Cundinamarca, en condiciones deplorables. “En la cocina, donde una señora era muy dura conmigo, terminé con el brazo lleno de moretones”, recordó la víctima.

La historia de la joven también incluye episodios de explotación económica. Obligada a vender productos como tortas, su esfuerzo no fue recompensado económicamente, ya que todo el dinero iba directamente a sus tíos. “Trabajé vendiendo tortas cada día, tenía que entregar hasta el último centavo que se generara de esas ventas”, testificó. Las condiciones de vida de la menor y su familia fueron determinantes en este caso. El juez destacó cómo los tíos abusaron de su vulnerabilidad socioeconómica para perpetuar este ciclo de abuso y explotación.

El veredicto también subrayó la manipulación emocional sufrida por la joven, quien había puesto su esperanza en una mejora educativa y un futuro mejor al lado de sus familiares. Las circunstancias precarias en su hogar de origen y su deseo genuino de estudiar fueron aprovechadas de la manera más vil por aquellos que prometieron protegerla.