Durante las últimas semanas, Bogotá ha experimentado intensas precipitaciones que han generado una serie de dificultades, particularmente en la movilidad urbana. La capital colombiana se ha visto afectada por inundaciones y granizadas, las cuales han impactado significativamente los corredores viales, complicando la vida diaria de sus habitantes, quienes realizan grandes esfuerzos para llegar a sus destinos. En las áreas periféricas de la ciudad, también se han detectado deslizamientos de tierra y desbordamientos de alcantarillas, intensificando los problemas relacionados con las lluvias.
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En respuesta a esta situación, el presidente Gustavo Petro ha declarado un estado de desastre nacional, focalizando los esfuerzos y recursos en tres regiones críticas: Bogotá, la alta Guajira y el departamento del Chocó. Esta declaración se destaca por ser la primera de su tipo en el país, no vinculada a un fenómeno climático específico o estacional, reflejando la gravedad de las condiciones actuales. Según el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, se ha establecido un Puesto de Mando Unificado (PMU) en colaboración con la Secretaria Distrital de Gobierno, enfocado en monitorear las áreas de mayor riesgo para garantizar una rápida respuesta ante emergencias.
Las consultas se dirigen al Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) para obtener claridad sobre el futuro climático de la región. Ghisliane Echeverry, directora del IDEAM, ha indicado que las lluvias persistentes no se deben al Fenómeno de la Niña, ya que las previsiones actuales no confirman su presencia. La entidad ha pronosticado que las lluvias continuarán en intensidad durante noviembre y se mantendrán en diciembre, un mes que históricamente es más seco.
Echeverry puntualiza que, en comparación con diciembre del año anterior, se esperan precipitaciones por encima de lo habitual pero no se anticipan eventos extremos. La preocupación se centra en la saturación de los suelos, que aumenta el riesgo de deslizamientos de tierra, lo que podría exacerbar los problemas existentes en infraestructura y seguridad.
Pronósticos del IDEAM para el 24 de noviembre señalan una posible disminución de lluvias en las regiones de Orinoquía y Amazonía, sugiriendo que estas áreas puedan experimentar un clima más estable. Sin embargo, la persistencia de lluvias afectará gran parte del territorio nacional, especialmente en los departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Antioquia y Santander, así como en La Guajira. Adicionalmente, las lluvias abarcarán el sur de Córdoba, Sucre, Bolívar, y Cesar.
En cuanto al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, se esperan lluvias intermitentes, con la posibilidad de intensificación en ciertos momentos del día. Este pronóstico destaca la variabilidad climática que afecta a diferentes regiones del país, lo que requiere una planificación cuidadosa y medidas de mitigación adecuadas.
Con este panorama, las autoridades y la población deben permanecer vigilantes ante las advertencias y recomendaciones emitidas por entidades como el IDEAM. La situación subraya la importancia de la gestión del riesgo y la cooperación interinstitucional para afrontar los desafíos climáticos a corto y largo plazo, asegurando así la seguridad de los ciudadanos y la protección de los recursos e infraestructuras críticas.
Esta situación climática inusual en Bogotá y otros lugares subraya la relevancia de un enfoque resiliente ante los cambios ambientales, reafirmando la necesidad de estrategias sostenibles para mitigar los efectos adversos del clima en la vida diaria de la población.
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