El sábado 19 de octubre, la región central de Cundinamarca fue escenario de un notable desastre natural cuando la quebrada Venta Larga se desbordó, afectando la vía que une Zipaquirá y Pacho. Las persistentes lluvias registradas en los últimos días fueron el detonante principal de este incidente, que provocó una violenta corriente de agua arrastrando varios vehículos en su camino.
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La magnitud del problema se evidenció en la cantidad de lluvia acumulada que rebasó la capacidad de los cauces naturales. La avenida frecuente, consecuencia del desbordamiento, impactó directamente a los conductores que transitaban por la zona. Este fenómeno natural no solo interrumpió el flujo vehicular, sino que también causó preocupación entre los residentes locales.
Cuatro personas resultaron heridas debido a este evento. El equipo de Bomberos Voluntarios del municipio intervino de manera ágil para asistir a las víctimas, quienes presentaron heridas leves. Estas personas, identificadas como Marisol Silva Quintero, Alder José Durán Silva, Luz Ángela Prieto y David Santiago Suesca Prieto, fueron trasladadas al Hospital Regional. Afortunadamente, los médicos informaron que los afectados estaban fuera de peligro.
La prontitud en la respuesta de emergencia, liderada por Lizeth Sánchez, comandante del cuerpo de bomberos, fue clave para evitar un desastre de mayores proporciones. Aunque parte del tramo afectado ha sido liberado gracias a la colaboración entre Empresas Públicas de Zipaquirá (EPZ) y la Secretaría de Obras Públicas, la tarea de rehabilitación completa de la carretera aún está en proceso y tomará más tiempo.
Fabián Mauricio Rojas García, alcalde de Zipaquirá, indicó que los trabajos de limpieza permitieron a las personas continuar su viaje hacia Zipaquirá. Sin embargo, persisten trabajos en la carretera Ventalarga para garantizar la seguridad. Rojas García también reconoció el esfuerzo conjunto de las autoridades que supervisan la situación, incluyendo al Instituto de Concesiones de Cundinamarca (ICCU).
Una de las repercusiones más inmediatas del desbordamiento fue la rotura de tuberías, causando interrupciones en el suministro de agua potable en varios barrios de Zipaquirá. Las autoridades municipales siguen trabajando para solucionar estas roturas y restituir el servicio a la comunidad afectada lo más pronto posible.
En la actualidad, la zona afectada en Ventalarga sigue siendo objeto de un monitoreo constante por parte de las autoridades. Aunque la situación parece estar bajo control, no se descartan nuevas intervenciones preventivas para mitigar cualquier riesgo posible.
La comunidad ha sido instada a mantenerse vigilante y a cumplir con las recomendaciones de las autoridades para evitar nuevos daños. El subcomandante del cuerpo de bomberos ha enfatizado la importancia de reportar cualquier anomalía en los niveles de agua o en las estructuras de las viviendas para que las autoridades puedan actuar con prontitud.
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