A una bodega al sur de la capital colombiana eran llevados y desmembrados carros hurtados en municipios de Cundinamarca. Hallaron partes de, por lo menos, 20 automotores listas para su venta en los mercados negros.
Los trabajos policiales iniciaron una vez conocieron del robo de un automóvil en Zipaquirá las últimas horas. De inmediato, agentes especiales de la Sijín emprendieron el trabajo investigativo cuyo desenlace permitió neutralizar la operación de una poderosa banda de ladrones.
Sobre le existencia del grupo supieron las autoridades hace varios meses, una vez detectaron un aumento de robos de carros en poblaciones cercanas a la capital colombiana.
Los robos mantenían un procedimiento similar, por lo cual sospecharon que podría tratarse de una misma banda que se sentía “cómoda” actuando en Cundinamarca.
Comienzan trabajos investigativos
Esos casos les permitieron alcanzar los primeros indicios; se mostraban seguros de poder lograr resultados positivos si persistían en las investigaciones.
Ya habían caracterizado a algunos de los posibles ladrones: sus movimientos particulares, únicos en cada persona; sus estaturas y otros detalles especiales. Vieron que varios de ellos, si no todos, coincidían en las escenas de otros hurtos de carros.
Esos datos fueron alcanzados mediante análisis de los registros facilitados por cámaras de seguridad ubicados en las escenas de los delitos. Supieron que, la mayoría de las veces, tomabas las mismas rutas hacia Bogotá.
Hasta allá llegaron las investigaciones. En colaboración con sus compañeros del Distrito, siguieron avanzando en los trabajos. Lograron demarcar un amplio sector hasta donde siempre eran llevados los vehículos robados en ciudades cercanas a la capital.
El momento esperado
Una vez se enteraron del robo del vehículo en Zipaquirá se pusieron en movimiento. Mientras unos agentes evaluaban la escena del robo, otros se desplegaban por las acostumbradas rutas de escape de los ladrones.
Como sospechaban, los carros eran llevados hasta un sector en Usme, el extremo sur de Bogotá, camino al Páramo del Sumapaz. Rodearon la zona e iniciaron procedimientos más puntuales. No se ha podido establecer plenamente pero, parece ser, el vehículo mantenía un dispositivo GPS.
Seguros del sitio en donde fue escondido el vehículo robado en Zipaquirá y con los permisos correspondientes, agentes de la Policía allanaron la edificación.
La sorpresa fue grande. Encontraron parte de vehículos por todos lados. Pudieron constatar que allí se encontraban partes de por lo menos 20 carros. Era una casa que habían acondicionado para proceder a desguazar los vehículos sin despertar sospechas.
Una primera inspección comprobó que habían puertas laterales y otras de baúl, “bómper” y toda clase de repuestos, especialmente de Chevrolet Spark Life y KIA Picanto. Desde luego, se hallaba el vehículo robado en Zipaquirá.
Tecnología al servicio de las autoridades
Los operativos, sin embargo, no permitieron detener a persona alguna. Nadie se encontraba allí. Es probable que los bandidos hayan contado con vigilancia especial, o campaneros, que los alertara ante la presencia de la autoridad. Ese tema en motivo de investigación.
Hace poco la Policía logró asestar un golpe a las organizaciones dedicadas al robo de motos tanto en Bogotá como en poblaciones de Cundinamarca.
Precisamente mediante la ayuda de los GPS y con el seguimiento de las cámaras de seguridad lograron dar con la ubicación de una casa en donde eran escondidas y desmembrados los vehículos robados.
Con esa guarida dieron agentes de la Policía precisamente mediante el uso de tecnología. Dicen que mediante esas herramientas se puede combatir adecuadamente a las organizaciones criminales.
Un inconveniente al cual se enfrentan las autoridades empeñadas en neutralizar los delitos es la falta de rígidas normas que los mantenga en prisión. Muchos de estos indiciados quedan en libertad y reinciden en sus fechoría, según estiman analistas del país.