El pasado 18 de octubre, el municipio de Cabrera fue testigo de un evento sin precedentes que reafirmó la iniciativa por la paz y reconciliación en la región del Sumapaz. Más de 350 corredores abarrotaron las calles en un recorrido de 2 kilómetros, como parte del vibrante Festival por la Vida y la Paz. Este evento reflejó la voluntad de transformación y colaboración que caracteriza a la comunidad.
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La jornada, que reunió a representantes de los municipios aledaños como Granada, San Bernardo y Venecia, puso de manifiesto la fuerza de la unión regional. El festival no fue solo un encuentro competitivo, sino también un símbolo de la resiliencia comunitaria en un territorio profundamente afectado por el conflicto armado.
Diversos sectores sociales participaron, incluyendo niños, jóvenes, adultos mayores, víctimas del conflicto, miembros de la fuerza pública, líderes comunitarios, firmantes de procesos de paz, docentes y personas con discapacidad. Esta heterogeneidad ilustró el compromiso colectivo hacia un futuro pacífico y respetuoso.
Laura Geraldine Ramírez Romero, directora de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno, enfatizó la necesidad de combatir la estigmatización histórica de la región. “Estamos aquí para demostrar que Sumapaz es un territorio de paz, sin estigmas, gracias al esfuerzo institucional y comunitario”, afirmó.
La carrera proyectó no solo un mensaje de unidad, sino también un rechazo a la violencia. Marco Antonio Mosquera, un integrante de la tercera edad muy querido en la comunidad, subrayó que la carrera simboliza la aspiración compartida por la paz. "Anhelamos vivir en armonía, lejos de la pobreza y el conflicto", expresó.
Este evento fue resultado de un esfuerzo coordinado entre la Alcaldía de Cabrera y la Secretaría de Gobierno de Cundinamarca, consolidando su dedicación a fomentar espacios de encuentro y diálogo en toda la región.
Más allá de la carrera, el festival se convierte en un referente de cómo las actividades comunitarias pueden servir como catalizadores de cambio y reconciliación. Estos esfuerzos conjuntos son esenciales para seguir tejiendo una red de paz en los municipios de Cundinamarca.
El éxito de la carrera en Cabrera es un testimonio de que el camino hacia la reconciliación está pavimentado por la voluntad colectiva y la determinación de sus habitantes. La esperanza de un futuro pacífico sigue viva, impulsada por eventos que unen más allá de las divisiones.
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