En una jornada matizada por los reajustes operacionales, los pasajeros que planean transitar por el Aeropuerto El Dorado de Bogotá han encontrado su itinerario sujeto a alteraciones inesperadas. Las compañías aéreas Latam y Avianca han emitido avisos preventivos ante la posibilidad de enfrentar retrasos, reprogramaciones y cancelaciones para vuelos programados en la tarde y noche del viernes 17 de noviembre.
La causa detrás de estos inconvenientes radica en una reestructuración en la gestión del tráfico aéreo, una maniobra ejecutada por la Aerocivil en el principal nudo aeroportuario de la capital colombiana. Esta situación ha provocado un efecto dominó, impactando en la programación de vuelos y despertando preocupación entre viajeros y operadores.
Ante este panorama, Latam Airlines ha extendido la siguiente invitación a sus clientes: aquellos cuyos vuelos originen o tengan como destino Bogotá podrán modificar su itinerario sin incurrir en costos adicionales durante los siguientes tres días, siempre sujeto a la disponibilidad de asientos. Las políticas de flexibilidad de la aerolínea también incluyen opciones para aquellos cuyos vuelos hayan sido cancelados, permitiendo a los pasajeros acogerse al nuevo horario propuesto, seleccionar una fecha alternativa sin recargos, o solicitar el reintegro del coste del billete.
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En una dinámica similar, Avianca ha notificado a sus usuarios sobre potenciales demoras que pueden alcanzar hasta cuatro horas. La compañía ha reiterado su compromiso con la puntualidad, pero reconoce que las limitaciones impuestas por el control de tráfico aéreo hacen inevitable este escenario.
La Aerocivil ha hecho eco de estas circunstancias a través de sus canales de comunicación, asegurando a los pasajeros que se están tomando medidas para atenuar los inconvenientes y ha recomendado mantener un contacto estrecho con las respectivas aerolíneas para prevenir sorpresas de última hora. A pesar de que se ha reportado una recuperación en las operaciones durante la mañana, es posible que los efectos de los retrasos permanezcan durante la jornada.
Fuentes del sector han revelado que la raíz de estos desafíos proviene de ciertas dificultades con el personal de ATC (controladores de tráfico aéreo) en El Dorado. Como consecuencia directa, se ha aplicado una reducción en la capacidad operativa de la terminal: permitiendo un máximo de 32 salidas y 30 llegadas cada hora, lo que ha extendido los tiempos de espera para muchos vuelos a entre cinco y seis horas.
Sin embargo, una luz al final del túnel se vislumbra cerca del mediodía, cuando se logra una mejora en la cadencia operativa, reduciendo la ventana de retraso a entre dos y cuatro horas. Para minimizar el impacto de las demoras, la aviación no comercial se ha visto más afectada, mientras que las condiciones meteorológicas favorables han jugado un papel crucial en la gestión y fluidez de los vuelos coordinados.
El Dorado y las aerolíneas trabajan conjuntamente para sobrellevar este reto operativo, y aunque la situación presenta desafíos significativos, se están desplegando esfuerzos continuos para asegurar que el viaje de cada pasajero sea lo más fluido y puntual posible dentro de las circunstancias actuales.
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