En un esfuerzo conjunto para proteger a los menores, la Policía Metropolitana de Soacha ha detenido a un individuo acusado de haber ejercido violencia contra tres niños. Los hechos, que han generado un fuerte rechazo en la comunidad, datan del 17 de mayo cuando, según el informe de la Fiscalía de Cundinamarca, el sospechoso atacó a su compañera sentimental y, posteriormente, a sus tres hijastros, de 8, 9 y 12 años, en el barrio Valles de Santa Ana, sector Compartir.
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El hombre, identificado como Luis Eduardo Perilla, había estado evadiendo a las autoridades, pero fue capturado gracias a la insistencia de la madre de los menores, quien denunció formalmente la situación. La gravedad de las agresiones fue tal que los niños tuvieron que ser trasladados de inmediato a un centro asistencial.
Según el coronel Germán Rafael Sierra, comandante de la Policía Metropolitana de Soacha, la intervención policial se produjo tras recibir una llamada de emergencia que alertaba sobre una disputa doméstica. Al llegar al lugar, los agentes verificaron que el padrastro había agredido a los menores debido a conflictos con su pareja.
Elementos del ente investigador han revelado imágenes desgarradoras que ilustran un patrón de violencia prolongada. Documentos del caso sugieren que Perilla recurría a la violencia física, utilizando un látigo, para canalizar su frustración tras las discusiones con su pareja. Las lesiones sostenidas por los menores, que incluyen heridas y laceraciones en la espalda y la cabeza, respaldan estas afirmaciones.
Posterior al incidente, la madre de los niños logró reunir el valor necesario para presentar una denuncia formal, lo cual aceleró la captura de Perilla. A pesar de su detención y las acusaciones por maltrato intrafamiliar agravado, la defensa del detenido ha presentado un recurso de apelación. Según Blu Radio, Perilla alega que el día en cuestión los menores no se encontraban en la vivienda debido a una medida de restablecimiento de derechos.
Este recurso de apelación está actualmente en revisión por un juez de segunda instancia, lo que añade un nuevo capítulo a un caso que ha mantenido en vilo a la comunidad de Soacha y a las autoridades. Mientras tanto, las investigaciones continúan no solo sobre Perilla, sino también sobre la madre de los niños. Las autoridades buscan esclarecer su posible responsabilidad en permitir, consciente o inconscientemente, el maltrato sostenido de sus hijos.
La respuesta de la comunidad ha sido de indignación y clamor por justicia, resaltando la importancia de la intervención temprana en casos de violencia doméstica. Este hecho ha reavivado el debate sobre la necesidad de fortalecer las redes de protección para los menores y actuar con mayor celeridad ante señales de abuso.
El caso de Soacha pone en primer plano la urgencia de desarrollar políticas públicas más efectivas y de concienciar a la ciudadanía sobre la imperiosa necesidad de denunciar cualquier indicio de maltrato infantil. Las autoridades locales y organismos de protección continúan trabajando para garantizar que los derechos de los menores sean respetados y protegidos.
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