El panorama climático en Colombia se ve marcado por una severa sequía, resultado directo del fenómeno de El Niño, que afecta de manera desigual a diversas zonas del país. Mientras en algunas regiones se registran precipitaciones, otras experimentan una preocupante escasez de agua. Esta situación plantea un desafío inminente para los servicios públicos esenciales que dependen del vital líquido, especialmente para la generación de electricidad, vital para el día a día de la población y el desarrollo económico del país.
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La preocupación crece a medida que los embalses responsables de abastecer las hidroeléctricas alcanzan niveles críticamente bajos. Según expresó el profesor Sergio Cabrales, experto en administración y finanzas con una amplia experiencia en ingeniería industrial, el volumen útil de estos embalses ha caído a su punto más bajo en las últimas dos décadas, situándose en un 31.61%. Esta cifra supera incluso el mínimo histórico registrado el 30 de abril de 2020, cuando los niveles descendieron al 31.81%.
El exministro de Minas y Energía, Diego Mesa, se hizo eco de estas preocupaciones, indicando que el nivel agregado de los embalses ronda el 30% de su capacidad, mientras que los aportes hídricos apenas alcanzan el 40% de la media histórica. La continuidad del fenómeno de El Niño sugiere que este escenario podría persistir, poniendo en riesgo la estabilidad del sistema energético nacional.
Ante esta situación crítica, XM, entidad encargada de la operación del Sistema Interconectado Nacional (SIN) y la gestión del Mercado de Energía Mayorista (MEM), ha sugerido al Gobierno nacional un conjunto de 13 medidas estratégicas para mitigar los posibles efectos adversos, incluyendo la posibilidad de un racionamiento de energía. Entre las acciones recomendadas se incluyen:
- Campañas intensificadas de ahorro energético, promoviendo el trabajo desde casa para reducir el consumo de iluminación y aires acondicionados, además de instaurar programas de respuesta rápida a la demanda.
- Limitación de las exportaciones de energía hacia Ecuador, con el fin de disminuir la operación de plantas térmicas y garantizar un uso más eficiente de los recursos energéticos nacionales.
- Establecimiento de objetivos específicos para la generación térmica, asegurando la disponibilidad máxima de gas para el sector y garantizando el suministro y transporte de combustibles esenciales.
- Promoción de la autogeneración solar, particularmente en proyectos industriales que puedan contribuir de manera inmediata al sistema eléctrico.
La efectividad de estas medidas requiere de un esfuerzo conjunto y coordinado entre distintos sectores y actores del ámbito energético, incluyendo la gestión y seguimiento a las plantas hidráulicas y térmicas, así como a proyectos de energía solar. Además, se enfatiza la importancia de garantizar la libre movilidad y acceso a las instalaciones eléctricas esenciales y avanzar en acuerdos con autoridades ambientales para adaptar temporalmente normativas que permitan una respuesta flexible ante los requerimientos energéticos del país.
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