En una época, las majestuosas aguas de las cuencas de los ríos Suárez, Bogotá y Sumapaz eran el hogar indiscutible del Eremophilus mutisii, comúnmente conocido como pez capitán. Este habitante icónico de los acuíferos colombianos enfrenta hoy una lucha por su supervivencia, golpeado por las secuelas de la contaminación y la explotación agropecuaria intensiva. La disminución alarmante de su población ha encendido las alarmas, empujando a las autoridades ambientales a adoptar medidas extraordinarias para salvaguardar su existencia.
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La Corporación Autónoma Regional (CAR) ha emprendido una misión pionera: la creación de un banco de ADN destinado a la preservación del pez capitán. Este proyecto, resultado de una colaboración sin precedentes con la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales, marca un hito en los esfuerzos de conservación ex situ, ofreciendo una luz de esperanza para el futuro de la especie.
La estrategia implementada implica la colecta cuidadosa de especímenes seleccionados por su potencial reproductivo en las proximidades del embalse de El Sisga, seguido de su traslado a la estación piscícola del Neusa. Allí, los ejemplares son objeto de un meticuloso seguimiento que abarca aspectos como el crecimiento y el peso, así como experimentos de reproducción inducida y análisis genético detallado.
El propósito de estas acciones va más allá de la simple crianza en cautiverio; se busca acumular conocimientos cruciales que posibiliten la reintroducción del pez capitán en su hábitat natural. Para tal fin, se están recreando condiciones ambientales óptimas en la estación piscícola, incluyendo la instalación de humedales con vegetación acuática y sedimentos, que estimulan los procesos naturales de fertilización y desarrollo embrionario.
Esta iniciativa representa un paso significativo en la lucha contra la extinción del pez capitán. A través del compromiso conjunto de las instituciones involucradas y la comunidad científica, se está sentando un precedente valioso en el campo de la conservación de especies en peligro. La esperanza es que, con el respaldo de una mayor conciencia medioambiental por parte de la población local, el emblemático pez capitán pueda una vez más surcar las aguas de los ríos que le dieron vida, asegurando su presencia para las futuras generaciones.
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