En un periodo marcado por desafíos hídricos, Bogotá se ha mantenido firme en su estrategia de gestión del agua, implementando medidas que, aunque inicialmente impopulares, muestran resultados prometedores. Diez meses después de la puesta en marcha de la restricción en el consumo de agua por sectores, el alcalde Carlos Fernando Galán ha señalado avances significativos en la ciudad, que apunta a superar la emergencia hídrica.
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El mandatario de la capital destacó que gracias a un conjunto de medidas, incluyendo el racionamiento, la optimización de la Planta de Tibitoc y la promoción de un uso más consciente del agua, el Sistema Chingaza, que abastece a la ciudad, ha logrado aumentar su capacidad en 33 millones de metros cúbicos desde el 1 de febrero de 2024. Este incremento representa un avance crucial en el mitigamiento del riesgo de niveles críticos de alerta. Sin embargo, Galán advierte que no es momento de bajar la guardia, especialmente durante la temporada seca, por lo que el racionamiento continuará.
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Galán reconoció que estas medidas, aunque necesarias, afectan el día a día de los ciudadanos. Sin embargo, enfatizó que la respuesta inmediata a la crisis era crucial y que es vital adoptar un cambio de mentalidad hacia el consumo sostenible del agua. Este nuevo enfoque implica reducir la cantidad de agua consumida no solo en situaciones de emergencia, sino como un hábito permanente.
Uno de los hitos en la gestión actual del agua ha sido la aceleración de trabajos en la planta de Tibitoc, lo que permitió reducir la dependencia del agua de Chingaza del 70% al 50% en promedio. Además, se registró que, para 2024, la entrada de agua a Chingaza fue significativamente menor que en 2023, aunque las reservas actuales están en 42,93%, en contraste con el 31,5% del año anterior.
El alcalde aclaró que la meta de reducir el consumo de Chingaza al 70% para finales de octubre surgió de datos basados en la curva guía, y no como una exigencia arbitraria. Sin embargo, la falta de lluvias y la ausencia del esperado Fenómeno de la Niña, pronosticado por el IDEAM, fueron factores que impidieron alcanzar esta meta.
Pese a las fluctuaciones diarias en el consumo de agua, las medidas adoptadas han logrado mantener un promedio de consumo de 16.18 m3/s. Sin las restricciones, se había proyectado que el consumo en 2024 alcanzaría los 17,6 m3/s, mientras que en 2025 se estima un consumo de cerca de 18 m3/s. Destaca el ahorro de más de 37 millones de m3 de agua, equivalente al consumo de casi 27 días en toda la ciudad.
Finalmente, aunque Chingaza está lejos de alcanzar el 50% que registró en diciembre de 2024, el alcalde subraya que estas variaciones son normales debido a la temporada seca, que históricamente afecta los niveles de los embalses entre noviembre y marzo. Este contexto resalta la importancia de mantener una visión estratégica a largo plazo para asegurar la sostenibilidad hídrica de Bogotá.