En el Centro Femenino José Joaquín Vargas, ubicado en Cundinamarca, un grupo de mujeres adultas y mayores institucionalizadas han completado exitosamente programas de formación en el ámbito agropecuario. Estos programas, desarrollados en colaboración con el SENA Emprende Soacha y el Área de Terapia Ocupacional, han tenido como objetivo principal el empoderamiento y la capacitación práctica de las participantes en diversas áreas agrícolas.
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Desde hace cuatro años, las usuarias del centro han asistido a clases los martes y jueves en la tarde. Con el apoyo constante de terapeutas ocupacionales, auxiliares y técnicos, estas mujeres han adquirido conocimientos en Producción Agropecuaria Ecológica, manejo de pequeñas y medianas granjas agrícolas de ponedora comercial y preparación de alimentos pecuarios.
"Los instructores del SENA aplicaron técnicas didácticas que facilitaron la comprensión de los procesos tanto teóricos como prácticos", destacó Jazmín Carolina Pulido, directora del Centro Femenino José Joaquín Vargas. Esta metodología ha sido fundamental para asegurar que las aprendizas internalicen y apliquen los conocimientos adquiridos.
El Sena ha proporcionado una variedad de materiales e insumos esenciales para el desarrollo de estos programas:
- Concentrados y cal.
- Herramientas como palas y fumigadoras.
- Equipos como comedores, bebedores y básculas de mesa.
- Insumos agrícolas como semillas para siembra y polisombra.
- Alimentos pecuarios.
Estos recursos han permitido mejorar significativamente los procesos tanto en la huerta como en la crianza de animales, garantizando un aprendizaje integral y efectivo para las participantes.
El compromiso del SENA y del equipo del Centro Femenino José Joaquín Vargas se coronó con ceremonias de graduación al finalizar cada curso. En estas ceremonias, los instructores del SENA y los directivos del centro estuvieron presentes para celebrar y reconocer el esfuerzo y dedicación de las graduadas.
Cabe resaltar que este modelo de formación no solo ha contribuido a la educación y desarrollo personal de las usuarias, sino que también ha sido un instrumento vital para mejorar la soberanía alimentaria y el manejo técnico-administrativo de granjas. Este enfoque holístico asegura que las mujeres institucionalizadas adquieran habilidades prácticas y valiosas para su futuro.
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