Una figura prominente en el deporte colombiano, Luz Mery Tristán, fue encontrada sin vida, desencadenando una serie de investigaciones que han arrojado luz sobre las circunstancias de su fallecimiento. Los recientes hallazgos forenses han proporcionado detalles cruciales que plantean interrogantes sobre las horas finales de la deportista.
Los resultados de la autopsia han aportado evidencia material en la investigación de su muerte. De manera reveladora, se han identificado heridas de bala con orificios de entrada y salida en su vestimenta. El análisis más detallado muestra una fractura en la quinta vértebra torácica y una laceración en la arteria aorta torácica, concluyendo con un hemotórax izquierdo de 700 centímetros cúbicos.
El perito forense, en una audiencia reciente, declaró: "La necropsia, ajustada a un método científico y bajo petición judicial, busca esclarecer la causa y mecanismos de muerte. La víctima presentaba lesiones atribuibles a proyectiles de arma de fuego."
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Más allá del impacto de las balas, los pulmones de la víctima exhibían síntomas distintivos de un trauma severo: contusión y colapso en el lóbulo superior del pulmón izquierdo y edema en el pulmón derecho.
Un hallazgo particularmente perturbador fue el de un hematoma que comprometía completamente el globo ocular de Tristán, lo que sugiere un fuerte golpe por parte de un objeto contundente, señalado en la audiencia como posible resultado del impacto con la cacha de una pistola o un puño.
El empresario Andrés Gustavo Ricci García, actualmente en prisión preventiva y acusado de feminicidio agravado y porte ilegal de armas, admitió en el interrogatorio haber estado bajo la influencia de sustancias como alcohol y cocaína. También se dio a conocer su consumo de un brebaje poco convencional que incluye agua, alcohol y perfume para canas.
La audiencia programada para esclarecer los hechos del 4 de agosto de 2023, fecha en que Tristán fue asesinada, enfrentó un contratiempo cuando Ricci no compareció, coincidiendo el día con su visita conyugal permitida en el penal de Picaleña. Este hecho agregó complejidad al ya tenso proceso judicial.
La tensión aumentó en sala cuando la defensa de Ricci alegó estar recopilando pruebas para un posible preacuerdo con la Fiscalía, lo cual fue inmediatamente desmentido por el fiscal, quien negó la existencia de cualquier negociación o concesión de beneficios.
La filtración de información al público y la posterior lamentación de la misma resaltaron la importancia de mantener la integridad del proceso judicial. A pesar de las solicitudes de la defensa para posponer la acusación y obtener beneficios legales, tanto la Procuraduría como el representante de las víctimas se opusieron, lo que llevó al juez a proceder con la etapa de acusación sin Ricci.
Los desarrollos en este caso han atraído la atención no solo por la naturaleza trágica del evento sino por ilustrar la tensión entre la administración de justicia y los procedimientos judiciales en casos de violencia de género. El caso subraya la necesidad de actuar de manera urgente y eficaz frente a la violencia de género, recordando a las personas afectadas que pueden buscar apoyo en la línea 155.
Mientras se anhela una pronta resolución, las autoridades reiteran su compromiso con la protección y el derecho de las mujeres a vivir sin violencia, aseg
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