A pesar de los esfuerzos por alcanzar la Paz Total en Colombia, un fenómeno preocupante ha emergido entre el entramado de la violencia: el incremento notable de los actos violentos que cobran la vida de mujeres en circunstancias extremadamente brutales. El informe presentado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) destapa una realidad sombría: en el transcurso del 2023, se confirmó el asesinato de 38 mujeres en el contexto de masacres, un número que supera con creces las cifras registradas en periodos similares del año anterior.
Esta escalada en las violencias basadas en género no es un dato aislado. Los investigadores de la JEP apuntan a un cambio alarmante en los patrones de violencia del crimen organizado en el país, donde la agresión hacia las mujeres se está convirtiendo en un mecanismo de terror más explícito y sistemático. Los hallazgos sugieren que las mujeres están siendo utilizadas como herramientas de venganza, ajuste de cuentas o castigo, en demasiados casos en contra de parejas sentimentales o familiares de individuos en conflicto con actores armados.
En medio de las sombras, la lucha por la visibilidad y protección de estas víctimas se intensifica. El análisis de la JEP pone de relieve la realidad de las zonas rurales, donde ocurrió más de la mitad de estos hechos luctuosos. Es más, se detalla que las edades de las víctimas se concentran principalmente entre los 20 y los 35 años. En al menos dos incidentes desgarradores, las víctimas se encontraban en estado de gestación.
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Más allá de las cifras desoladoras, el informe revela la desafiante geografía de la violencia: Antioquia, Valle del Cauca, Cauca, Magdalena y Atlántico encabezan la lista de departamentos donde estos crímenes retumban con más fuerza, siendo las vías públicas el escenario frecuente de estos desenlaces fatales. A pesar de esto, la identificación de los autores materiales sigue siendo un desafío con apenas un par de casos con responsables identificados relacionados con las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo.
Pero la violencia basada en género no termina en las masacres. La JEP hace un llamado de atención sobre otro frente en el que las mujeres están en el punto de mira: la violencia política. Durante el 2023, se documentaron 168 casos de violencia letal hacia mujeres líderes en sus comunidades, lo que evidencia una persistente intimidación que amenaza su labor y participación social. Esta ola de agresiones tiene mayor prevalencia en el suroccidente del país, con un impacto directo en el liderazgo social femenino.
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