Con un enfoque innovador, Cundinamarca refuerza la salud emocional de sus jóvenes a través de talleres lúdico-pedagógicos que ofrecen valiosas herramientas para el manejo emocional, diseminándose en diversas ludotecas municipales.
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En Cundinamarca, el 08 de octubre de 2024, se ha anunciado una iniciativa que busca transformar la manera en que niños, niñas y adolescentes gestionan sus emociones. Luz Dari Triviño Sabogal, gerente para la Familia, Infancia y Adolescencia del departamento, enfatiza que desarrollar la habilidad de regular emociones es crucial para que los jóvenes enfrenten con éxito los desafíos cotidianos.
Los talleres lúdicos, concebidos para enriquecer los espacios pedagógicos del departamento, ya han beneficiado a más de 217 jóvenes en municipios tales como El Colegio, Tenjo, Tabio, y Zipaquirá, entre otros. Estos programas no solo previenen problemas como la depresión, sino que también promueven habilidades de autogestión emocional.
María Isabel García, ludotecaria de La Mesa, ha implementado herramientas educativas que destacan por su creatividad. Estas incluyen cuentacuentos, dibujos enfocados en emociones y dinámicas de juegos de roles, favoreciendo así la empatía y el autoconocimiento entre los jóvenes.
La inciativa es respaldada por la Secretaría de Desarrollo e Inclusión Social, en colaboración con la Gerencia para la Familia, Infancia y Adolescencia. Estos esfuerzos subrayan el compromiso del departamento con el bienestar mental de su juventud, al dotarlos con estrategias efectivas y amigables para el control de emociones.
El programa, expandiéndose por municipios como Sasaima, San Juan de Rioseco, y Tocancipá, no solo marca un precedente en el tratamiento pedagógico de la salud mental, sino que también refuerza la red de apoyo comunitario.
En este sentido, el gobierno de Cundinamarca busca implantar un modelo replicable que pueda integrarse en otros contextos educativos del país. Los talleres se perfilan como una herramienta fundamental en la integración de las emociones en el entorno escolar y doméstico.
La comunidad de Cundinamarca se involucra activamente, mostrando que el trabajo conjunto entre instituciones y familias es la clave para el éxito de estos proyectos. El impacto positivo de estas actividades se manifiesta en el fortalecimiento del tejido social al facilitar herramientas que promueven la paz y el respeto mutuo.
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