El laboratorio y cristalizadero de cocaína, descubierto y desmantelado por la Policía y el Ejército, se encontraba ubicado en zona rural de Sasaima, occidente de Cundinamarca.
Las instalaciones fueron ubicadas en la vereda Loma Linda. Hasta allá llegaron luego de trabajos de inteligencia a manos de las autoridades, quienes emprendieron las pesquisas luego de ser informados sobre movimientos sospechosos en ese sector.
Según indicó el comandante de la Policía Cundinamarca, coronel Edwin Urrego, desde ese complejo se abastecían los mercados de estupefacientes en Bogotá, Cundinamarca y algunos puntos del país.
Dice que con las instalaciones dieron mediante “proceso riguroso de investigación con información aportada por la comunidad”, o a través de “fuentes humanas”. Con los primeros datos emprendieron procesos de verificación y seguimiento. Así lograron las primeras pistas con las cuales ubicaron el laboratorio.
Operativos de toma e incautaciones
Una vez las fuerzas del orden estuvieron seguros de la ubicación de las instalaciones cocaleras dieron paso a la organización del trabajo para asumir el control del sitio.
El proceso fue desarrollado con cautela. La intención era evitar daños colaterales o que alguna persona ajena a la acción pudiera resultar afectada.
Cuando estuvieron seguros de ello, unidades especiales de la Policía y el Ejército entraron en acción. Se trató de un procedimiento contra “el Tráfico de Estupefacientes y control de Hidrocarburos”.
Los operativos permitieron encontrar suficiente material para el procesamiento de pasta de coca. Entre la maleza hallaron “una estructura con 450 galones de insumos líquidos como ácido sulfúrico, ácido clorhídrico y permanganato de potasio”. También 250 kilos de elementos sólidos como carbonato de sodio, cemento y cloruro de calcio.
Dentro de la inspección al lugar dieron con “elementos usados para la consecución de estos alcaloides como los calderos para la evaporación de las sustancias químicas”, Allí también había estufas industriales, electrobombas y tres piscinas para la destilación.
Por ahora no hay capturas
No se sabe si en el sitio no fue encontrada persona alguna que pudiese estar involucrada en el refinamiento de cocaína, o alguien que sirviera como cuidandero de las instalaciones.
Dijo la Policía que se encuentra “adelantando las investigaciones pertinentes para establecer los actores criminales vinculados y la identidad de los propietarios del terreno”.
Primeros estimativos apuntan a que la construcción de las instalaciones cocaleras los narcotraficantes debieron invertir cerca de $850 millones.
El laboratorio, según cálculos iniciales, tenía capacidad para producir 500 kilos de alcaloide al mes. Las investigaciones señalan que los alucinógenos eran transportados en “vehículos pequeños con destino hacia diferentes departamentos del país”.
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Golpes al narcotráfico en Cundinamarca
Uno de los operativos recientes más importantes contra las drogas fue registrado en Ubalá, Provincia del Gualivá, oriente del departamento. Las instalaciones permitían la producción de 600 kilos de drogas al mes, según estimativos de las autoridades.
El caso, registrado a comienzos del año 2021 y que alcanzó al embajador de Colombia en Uruguay Fernando Sanclemente, fue descubierto mediante daros suministrados por informantes.
Las instalaciones cocaleras habían sido levantadas en zona oculta de la vereda Primavera, sobre terrenos del entonces diplomático y su familia.
Hasta allá llegaron unidades de la Sijín y Dipol una vez tuvieron certeza de que el lugar era utilizado para procesar cocaína. Los primeros estimativos de las autoridades indicaban que ese lugar tenía capacidad para procesar 600 kilos de cocaína al mes.
Ese volumen, fácilmente, les dejaba utilidades por el orden de los $3.600 millones mensuales. Todo indica, conforme a informaciones preliminares de los organismos del Estado, que desde allí se surtían los mercados de Bogotá y el centro del país.
A la fecha no hay señalamientos concretos sobre los responsables de ese ilícito.
