Destacar el valor de los conocimientos ancestrales y su impacto en la ciencia moderna es una tarea fascinante. En Colombia, nos encontramos en una fase crucial de reconocimiento de estos saberes, especialmente los provenientes de comunidades tribales.
Hacia mediados de los noventa, Tropenbos, una organización internacional dedicada a la investigación del medio ambiente, publicó una serie de estudios sobre las 12 generaciones de la tribu Upichía o Matapí, radicada entre los ríos Mirití y Apaporis. Carlos Matapi, un miembro de la tribu, junto a su hijo Uldarico, fueron los autores principales de la obra. Este fue un gran avance para la inclusión de las voces indígenas en la academia contemporánea.
Algunos aspectos destacables de este acontecimiento son:
- Lanzamiento de una publicación con autores indígenas que formaron parte de un comité editorial internacional de reconocidos científicos.
- La confrontación de tesis convencionales que subestiman la relevancia histórica de los aborígenes debido a su aparente 'falta de documentación escrita'.
- Un estímulo a Tropenbos para reforzar la promoción de los conocimientos tradicionales, lo que llevó al establecimiento de una plataforma para el intercambio de saberes.
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Desde entonces, Tropenbos ha respaldado la implementación de investigaciones propias, una iniciativa lanzada por los propios indígenas para documentar sus conocimientos. Durante casi 40 años en la Amazonia colombiana, se han hecho avances significativos en esta perspectiva.
Los logros más notables de esta iniciativa de investigación propia son:
- Charlas y conferencias en universidades e institutos de investigación realizadas por indígenas.
- Invitaciones a congresos y eventos internacionales para compartir estas investigaciones.
- Reconocimientos nacionales e internacionales a las contribuciones de estas comunidades a la ciencia.
Uno de los hitos más llamativos en este proceso fue la concesión del Premio Prince Claus a Abel Rodríguez en 2014 por su extenso trabajo sobre los árboles. Asimismo, Luis Ángel Trujillo recibió el Premio Nacional de Ciencias de la Fundación Alejandro Ángel Escobar por su publicación "Piraiba: Ecología ilustrada del gran bagre de la Amazonia" en 2018.
Otras publicaciones, como Mundo Amazónico, también incorporan contribuciones de autores indígenas, lo que demuestra una amplia apertura por parte de la comunidad académica y científica para reconocer y abrazar los conocimientos locales y tradicionales, así como para establecer un diálogo genuino con ellos.
La decisión de respaldar los saberes tradicionales y de las comunidades locales va revelando su alcance y relevancia en la construcción del conocimiento en el país, así como en el establecimiento de una plataforma de diálogo continua con la academia y las instituciones gubernamentales. Esto, sin duda, contribuirá a una mejor comprensión de la diversidad cultural y la riqueza de saberes que poseemos, lo que a su vez ayudará a abordar con mayor eficacia muchos de los desafíos ambientales, sociales y económicos que enfrenta nuestra nación.
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