Octavio Carrillo Carreño, juez penal de Bogotá, asombra en la pista de baloncesto profesional al convertirse en el integrante más anciano del equipo Cóndores de Cundinamarca. Su presencia en la cancha este fin de semana ha provocado una avalancha de opiniones variopintas.
"Mi compromiso con el juego es inquebrantable, y continuaré mientras mi cuerpo pueda aguantar", afirma este jugador-juez. Carrillo se calza las zapatillas de deporte para su entrenamiento nocturno con Cóndores de Cundinamarca en el Coliseo La Luna de Chía, cambiándose de la toga a la equipación azul rey.
Carrillo, quien presidió una audiencia por un caso de tráfico de drogas horas antes de su práctica nocturna, es el juez segundo del circuito penal de Bogotá. Tras recorrer la capital, llegó al pabellón, donde comenzó su calentamiento una hora antes de iniciar el entrenamiento, realizando 150 lanzamientos de media distancia.
Este experimentado juez de 63 años, encargado de casos de gran resonancia como los 23 testaferros de los hermanos Rodríguez Orejuela, el caso del exsenador Ciro Ramírez o la hermana del exparamilitar Juan Guillermo Monsalve, se convirtió en el jugador más veterano en la Liga Profesional de Baloncesto de Colombia este domingo. Su labor judicial no se limita a la sala de juicios, ha acumulado 45 años de servicio en la Rama Judicial.
Carrillo siempre ha combinado su pasión por el derecho con la del baloncesto. Los Cóndores de Cundinamarca, conocidos como 'El equipo de las oportunidades' por su convocatoria abierta previa a cada torneo, seleccionan a los mejores jugadores entre los inscritos. En septiembre, se inscribieron 75 jugadores, con edades comprendidas entre los 18 y 30 años. Carrillo, de 1,70 metros de altura, pelo gris, bigote negro y corpulencia robusta, se inscribió con la esperanza de competir profesionalmente.
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Octavio Carrillo fue uno de los 15 seleccionados entre los 75 candidatos, demostrando que la edad no es un impedimento para perseguir los sueños.
El derecho y el baloncesto no han sido siempre las principales pasiones en la vida de Carrillo. De joven, su deporte favorito era el fútbol. Pero una fractura en el pie izquierdo a los 14 años le hizo cambiar de disciplina. A los 17 años, y ante la falta de expectativas económicas que el deporte ofrecía en Colombia, sus padres le instaron a tomar una decisión: "Estudias o juegas". Carrillo eligió el estudio, aunque el deporte siguió formando parte de su vida.
Guiado por el entrenador y jugador Guido Mosquera, capitán de la Selección Colombia de Baloncesto de 1981 a 1992 y considerado el padre del baloncesto en el país, Carrillo perfeccionó su técnica. "Me levantaba a las 5 de la
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