Soacha se encuentra inmersa en una lucha contra la inseguridad desde hace meses, debido especialmente a la creciente oleada de robos del alumbrado público que ha dejado en penumbras varios de sus barrios.
La voz de alarma proviene de los residentes, quienes han denunciado este problema reiteradamente, removiendo la indiferencia de la administración municipal. Esto ha llevado a la Alcaldía a declarar un "estado de urgencia manifiesta", en un intento de abordar seriamente la situación.
La inseguridad ha tomado un nuevo giro en el municipio, en un contexto en donde los daños a la infraestructura y el saqueo sistemático de las luminarias se han vuelto moneda común. Según las autoridades, estos incidentes han estado escalando y convirtiéndose cada vez más en un problema de orden público.
En respuesta a este problema, los cuerpos de seguridad han intensificado su presencia y actividades en Soacha. La Policía Metropolitana lidera una serie de operativos especiales, que buscan tanto disuadir los continuos robos, como ofrecer protección a las comunidades más afectadas.
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Es de destacar que, según las denuncias, los sectores más golpeados por estos delitos son la Autopista Sur, León XIII y Ciudad Verde.
El alcalde del municipio, por su parte, ha prometido tomar medidas contundentes contra esta inseguridad en alianza con Enel Colombia. Juntos planean reparar los daños ocasionados por los maleantes, un proyecto que podría tener un costo estimado de unos 1.500 millones de pesos.
El primer edil explicó que la decisión de asignar esta considerable suma se dio durante un consejo de gobierno, en el que se aprobó la contratación directa para reparaciones urgentes, en respuesta al daño considerable que han sufrido las redes de alumbrado público.
Por último, la Fiscalía General de la Nación se ha unido a la lucha contra este tipo de delitos. Con su participación, se espera identificar a los responsables de estos robos masivos que están desestabilizando la vida cotidiana de Soacha y castigar a los responsables conforme a la ley.
La oscuridad en Soacha está más cerca de llegar a su fin, pero el camino aún es largo y tortuoso.
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