Bogotá afronta una situación crítica con el racionamiento de agua que, tras dos meses de implementación, muestra resultados limitados en el ahorro y adopción de nuevos hábitos entre los usuarios.
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Inicialmente concebida como una respuesta urgente a la crisis provocada por el bajo nivel de los embalses, en el contexto más severo del fenómeno de El Niño, esta medida se ha extendido hasta octubre, sin corregir aspectos estratégicos en la gestión del racionamiento. La prolongación de esta iniciativa de emergencia sin ajustes significativos parece reducir su efectividad con el tiempo. El incremento constante en el consumo de agua en los últimos ciclos de racionamiento lo refleja claramente.
Los datos revelan que solo un día, desde el 11 de abril, se logró mantener el consumo por debajo de los 15 metros cúbicos por segundo, coincidiendo con un puente festivo cuando muchos bogotanos abandonan la ciudad. En promedio, el consumo actual es de 16,22 m³/s, una disminución respecto a los 17,39 m³/s registrados antes de la crisis, pero aún lejos de la meta de 15 m³/s fijada para el racionamiento.
Aunque las recientes lluvias han incrementado el nivel de los embalses, llevando el sistema Chingaza a un 35% de su capacidad, no se puede depender únicamente del clima para resolver la crisis. Hay una responsabilidad compartida entre los usuarios y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB).
La EAAB ha identificado sectores de la ciudad con niveles de ahorro de agua muy bajos, entre ellos:
- Corabastos
- Patio Bonito
- Bosa
- 20 de Julio
- Tibabuyes
En contraste, áreas como Chapinero, Chicó y Rafael Uribe Uribe han mostrado mejor desempeño. No obstante, estas cifras deben analizarse en su contexto demográfico. En el suroccidente de la ciudad, donde cohabitan varias familias en un mismo predio con un solo contador de agua, se dificulta el cumplimiento de las medidas de racionamiento. En Chapinero, predominan los hogares unipersonales, facilitando un menor consumo per cápita.
Por otro lado, la EAAB no ha proporcionado cifras actualizadas sobre sus esfuerzos para reducir el agua no contabilizada, que se estima en un 35%. La empresa debe mejorar en áreas cruciales como:
- Reducción de fugas
- Corrección de conexiones erradas
- Prevención de adulteración de medidores
- Mejora en los controles de consumo
Esta situación de crisis subraya la necesidad de revisar las estrategias para modificar los hábitos de consumo. Las comunicaciones oficiales y los mensajes emitidos por la administración local no han logrado los resultados esperados. Se espera que la implementación de multas por alto consumo, contemplada para las próximas semanas, incentive un cambio positivo en el comportamiento de los usuarios.
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