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El debate sobre el futuro del salario mínimo en Colombia se intensifica a medida que se acercan las discusiones formales entre el Gobierno, empresarios y representantes de las centrales obreras para definir el ajuste que se aplicará en 2025. Un tema central en estas conversaciones es la influencia de la inflación, que según el Departamento Nacional de Estadística (DANE), registró un 5.81% en septiembre de 2024. Sin embargo, se estima que podría disminuir a 5.2% para finales de año, lo que podría influir directamente en la determinación del incremento salarial.
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Durante los últimos años, el salario mínimo en Colombia ha experimentado aumentos significativos. En 2023, se incrementó en un 16%, alcanzando los 1.160.000 pesos, mientras que en 2024 la cifra llegó a 1.300.000 pesos, tras un aumento del 12%. Sin embargo, la situación para 2025 podría ser distinta, pues se prevé que el aumento no será tan pronunciado debido a las actuales condiciones económicas del país.
Diversos sectores han mostrado interés en estas proyecciones, entre ellos, el director del diario La República, Fernando Quijano. Según Quijano, si la inflación se mantiene cerca del 5% y se suma un punto por productividad, el incremento podría rondar entre el 6% y el 7%. Estas cifras ofrecen una referencia preliminar para el posible ajuste del salario mínimo.
Por su parte, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, también ha comentado sobre este tema, aunque se abstuvo de señalar una cifra específica. Cabal enfatizó que, por el momento, no hay fundamentos para pensar que el incremento alcance los dos dígitos, sugiriendo que el aumento probablemente se mantendrá alineado con la inflación y no más allá.
Además, Cabal expresó sus preocupaciones respecto a la reciente reforma laboral aprobada por la Cámara de Representantes. Esta reforma, según él, podría imponer un desafío significativo a las empresas debido a los costos adicionales derivados de los recargos nocturnos, dominicales y festivos, entre otros conceptos.
El presidente de Fenalco sugirió que, en caso de prosperar la reforma laboral, los costos asociados al incremento del salario mínimo podrían ser insostenibles para muchas empresas. Estas preocupaciones apuntan a una necesidad de balancear el bienestar de los trabajadores con la viabilidad financiera de las empresas.
Mientras tanto, el proceso de negociaciones para establecer el nuevo salario mínimo apenas comienza. Aunque aún hay tiempo antes de que se tomen decisiones definitivas, las actuales proyecciones y las discusiones pendientes indican que el incremento para el 2025 podría no ser tan drástico como en años anteriores.
En el contexto actual, es vital observar cómo evolucionan las negociaciones entre el Gobierno y las partes interesadas. Lo que está claro es que las decisiones que se tomen deberán considerar las variables económicas actuales y futuras, además de los intereses de todos los actores involucrados.
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