La búsqueda de la paz en Colombia sigue su curso con la reanudación inminente de las conversaciones entre el Gobierno Nacional y el Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC, liderado por Iván Mordisco. Esta noticia, que representa un rayo de esperanza en medio de tiempos turbulentos, llega tras un receso de diez días, marcado por tensiones y reclamos.
El impasse, que puso en pausa los esfuerzos por la paz el 5 de noviembre, coincidió con la retención de más de 200 miembros del Batallón de Fuerzas Especiales Urbanas (Bafur) en el corregimiento de El Plateado, Cauca, un acto que sin duda influyó en la suspensión del diálogo entre las partes.
El trasfondo de la controversia gira en torno a compromisos previos, incluyendo un pacto firmado tres días antes de las elecciones regionales del 29 de octubre, que estipulaba la retirada de las tropas del casco urbano el 1º de noviembre. A pesar de la falta de confirmación oficial del Gobierno sobre la existencia de dicho documento, medios como Colombia+20 de El Espectador han verificado su autenticidad.
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En su comunicado de noviembre, la disidencia de Mordisco expresó su malestar por lo que describieron como un aumento del pie de fuerza militar y una violación a los acuerdos establecidos, causando descontento tanto en las comunidades locales como en su liderazgo.
Camilo González Posso, jefe de la delegación gubernamental, confirma ahora que, culminadas las consultas internas y reorganizaciones necesarias, se retomará un nuevo ciclo de diálogos, con la mesa establecida desde el 16 de noviembre después de varios intentos previos.
Con el reinicio de las conversaciones, se anticipa que las partes implicadas divulgarán los temas clave que serán tratados, buscando superar uno de los momentos más críticos para la estrategia de Paz Total del Gobierno Nacional. Esta estrategia ha enfrentado obstáculos no sólo con el EMC sino también con el ELN, evidenciando la complejidad del panorama de paz en el país.
La comunidad nacional e internacional aguarda con expectativa los avances de esta mesa de diálogo, la cual podría representar un paso decisivo hacia la resolución de un conflicto que ha marcado la historia reciente de Colombia. La esperanza de un acuerdo definitivo suscita interrogantes y anhelos de un futuro en el que la convivencia pacífica sea la norma.
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