Frente a la emergencia ecológica que representa la posible intervención del Bosque de Niebla en Soacha, la congresista Alexandra Vásquez, de la bancada del Pacto Histórico, ha mostrado su compromiso activo en la lucha por preservar este ecosistema único de Cundinamarca. Vásquez, quien lleva cuatro meses de intensa labor junto a su equipo jurídico, está encabezando gestiones para blindar el área de proyectos energéticos que amenazan su integridad.
La iniciativa se centra en dos proyectos de significativa envergadura: el primero, la línea de transmisión La Virginia Nueva-Esperanza 500 Kv, una extensa red que conectaría a Risaralda con Soacha, y la cual es manejada por la Transmisora Colombiana de Energía; el segundo, UPME 01 - 2013 Sogamoso, está diseñado para satisfacer una cuarta parte de la necesidad energética nacional, abarcando el 32% del consumo de energía del país.
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Los esfuerzos de la representante Vásquez para proteger el Bosque de Niebla no se limitan a acciones legales y administrativas; son una causa compartida con organizaciones y ciudadanos. Vásquez ha sostenido encuentros con la Corporación Pueblo -ESAL-, la Veeduría defensora del Bosque de Niebla, el Santuario Natural Monserrate y residentes de la Vereda Cascajal, quienes hacen frente común en defensa de su patrimonio natural.
La fase inmediata del plan de acción incluye una serie de reuniones estratégicas con entidades gubernamentales. En el itinerario se destacan: una reunión ya fijada con la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y la comunidad el 10 de febrero, así como una audiencia pública programada para el 2 de marzo de 2024. Además, hay un encuentro con el Ministerio de Ambiente el próximo 22 de febrero para abordar el impacto de estos proyectos en la biodiversidad local.
Vásquez ha resaltado la importancia del Bosque de Niebla, que alberga especies autóctonas de gran valor ecológico y cultural, tales como el perezoso de dos garras y el roble colombiano o andino (Quercus humboldtii), además de una notable diversidad de epífitas, con 17 especies identificadas en un estudio sobre 210 árboles de roble. La flora del área incluye también helechos (Pleopeltis macrocarpa) y varias especies de bromelias (Bromeliaceae), testamento de un ecosistema rico y sensible.
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