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Soluciones naturales, la clave contra el desabastecimiento hídrico: CAR

por: Julian Glevez

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El análisis realizado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) evidencia cómo el primer año de aplicación del racionamiento en Bogotá y once municipios de la Sabana ha dejado reveladoras enseñanzas acerca de la gestión del recurso hídrico. En este contexto, el director general de la entidad, Alfred Ignacio Ballesteros, presentó un diagnóstico que pone de relieve la importancia de orientar las inversiones hacia soluciones basadas en la naturaleza, en contraposición a enfoques centrados únicamente en infraestructura tradicional. La revisión de la situación se inscribe en un escenario donde el cambio climático y la reducción de las precipitaciones configuran un reto que demanda estrategias innovadoras y colaborativas para garantizar la seguridad del recurso.

Durante el año 2024, la región enfrentó condiciones climáticas adversas derivadas del fenómeno de El Niño, que se combinó con las precipitaciones más bajas de la última década. Este escenario forzó a autoridades, empresas y a la comunidad en general a asumir nuevos hábitos de consumo y a replantear sus relaciones con el agua. Diversos actores implementaron medidas para mitigar el impacto del racionamiento, demostrando que la crisis hídrica no solo afecta el uso doméstico, sino que también tiene implicaciones para el sector productivo y el desarrollo regional.

Soluciones naturales contra el desabastecimiento
Soluciones naturales contra el desabastecimiento

Entre las medidas destacadas se encuentran diversas iniciativas impulsadas por la CAR y sus aliados, que buscan ampliar la capacidad de los embalses y mejorar las condiciones de páramos y cuencas. Las acciones llevadas a cabo incluyen proyectos de restauración participativa y la implementación de modelos de gestión que integran la comunidad en la conservación de los ecosistemas. Algunos de los enfoques y herramientas que se han promovido son:

• Acuerdos de conservación y pago por servicios ambientales.

• Sistemas domésticos de almacenamiento de aguas lluvias.

• Construcción y mejoramiento de reservorios destinados a la captación y almacenamiento.

• Programas de restauración participativa de corredores ecosistémicos y microcuencas abastecedoras.

La visión del director Ballesteros se centra en la urgencia de adoptar inversiones que favorezcan las soluciones basadas en la naturaleza. A lo largo del año, se evidenció que los enfoques tradicionales —centrados en trasladar el recurso a través de infraestructuras de tubo y concreto— no han resultado suficientes para enfrentar la reducción de la disponibilidad hídrica. La entidad resaltó que, en paralelo a la construcción de infraestructura, es fundamental abordar el control de pérdidas en el sistema de distribución, dato que en muchos casos supera el 30 %, lo cual afecta directamente la eficiencia en el uso del agua.

Para complementar la estrategia de seguridad hídrica, se han identificado varias líneas de acción en las que la inversión y la colaboración entre sectores se hacen imprescindibles. Las recomendaciones en materia de inversiones incluyen, entre otras, las siguientes áreas:

• Ampliación de la capacidad de embalses para mejorar la retención de agua.

• Implementación de mecanismos para controlar y reducir pérdidas en el sistema de distribución.

• Desarrollo y promoción de iniciativas basadas en la naturaleza que faciliten la conservación de fuentes hídricas.

• Ordenamiento territorial en zonas críticas, especialmente dentro de la Sabana de Bogotá, que permita un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección de los recursos naturales.

El director de la CAR subrayó la necesidad de una planificación que integre propuestas de desarrollo sostenible, haciendo especial hincapié en que el crecimiento debe estar enmarcado en criterios ambientales responsables. Esta condición se vuelve especialmente relevante en territorios en los cuales la presión urbanística y el uso intensivo del recurso pueden agravar la situación de desabastecimiento. Entre los retos identificados, se destaca la coordinación interinstitucional para generar proyectos que sean efectivos a corto, mediano y largo plazo, sin perder de vista la conservación de los ecosistemas fundamentales para la provisión de agua.

De igual forma, se hizo hincapié en la importancia de que el sector privado y las industrias asuman una corresponsabilidad en la búsqueda de soluciones que hagan viable el manejo sostenible del agua. Los planes de acción propuestos contemplan, además de inversiones por parte de las entidades públicas, un rol activo de las empresas, sobre todo en la compra de predios destinados a la restauración ecológica y en el apoyo a proyectos de restauración de microcuencas que beneficien a las comunidades.