La admirada y temida selva de El Darién evoca para Dimitri y Mikaela, ambos migrantes de Haití, un sueño que trascendió a la verdadera pesadilla, llegando incluso a convertirse en el escenario de una trágica pérdida familiar. Esta pareja de valientes migrantes, enfrentados a las adversidades del camino y a la implacable naturaleza, siguen adelante con su objetivo: conquistar el 'sueño americano'.
Atravesando el denso e impenetrable territorio selvático durante 8 días, ellos y sus seres queridos combatieron obstáculos como el barro hasta las rodillas y agua hasta la cintura. El doloroso saldo fue la pérdida de cuatro miembros de su familia, un altísimo precio que debieron enfrentar en su lucha por una vida mejor.
Los haitianos han estado migrando durante años por las difíciles condiciones en su país, una situación que se agudizó con un devastador terremoto en 2010, causando la pérdida de unas 220 mil vidas y dejando más de 300 mil heridos. De los diez que iniciaron el viaje desde Haití, llegaron siete a Necoclí, Colombia, y solo tres alcanzaron los Estados Unidos.
La mayoría de los migrantes haitianos en Necoclí, incluyendo Dimitri y Mikaela, encuentran refugio en las casas de los habitantes locales. Pero, no todos siguen la misma ruta convencional a su destino. Algunos se dirigen a Chile, donde existe una importante comunidad haitiana, mientras que otros eligen Brasil como destino interino.
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La familia de Dimitri y Mikaela empezó su odisea migratoria en Guyana en 2015, desde donde se trasladaron a Brasil. Allí se establecieron durante 5 años, trabajando y ahorrando para conseguir una visa estadounidense. Dimitri, dotado con habilidades lingüísticas en francés, inglés, portugués y español, trabajó como traductor, mientras su hermano y cuñado se sumaron al comercio informal junto a Mikaela.
En 2023, la decisión de continuar con el viaje generó tensiones familiares. Dimitri recuerda que sus padres y hermano optaron por quedarse en Brasil, satisfechos con su vida allí. Sin embargo, dieron todo su apoyo a Dimitri y Mikaela para continuar sus ambiciones de llegar a Estados Unidos, una muestra clara de la solidaridad familiar en medio de esta desafiante travesía.
En su llegada a Necoclí, fueron abordados por miembros del ‘clan del Golfo’ que les ofrecieron un atajo a través del tráfico de drogas para evitar la peligrosa caminata de cinco días a través de la selva. Dimitri, líder de la familia, rechazó firmemente esta oferta.
Finalmente, llegaron a Acandí y decidieron adentrarse en la selva al día siguiente, impulsados por la urgencia de continuar su viaje, a pesar de las adversas condiciones de la selva. Desafortunadamente, una inundación repentina resultó en la trágica pérdida de los padres de Mikaela, su hermano y su hijo más joven.
Esta crónica real de resistencia y resilencia demuestra la indomable voluntad de aquellos que buscan una vida mejor, aún cuando deben enfrentar las más duras pruebas a lo largo del camino. Como Dimitri y Mikaela, muchos otros se embarcan en esta odisea, en búsqueda del tan anhelado 'sueño americano'. El recuerdo de la selva infame de El Darién sigue siendo, para ellos, un amargo y a la vez inspirador recuerdo.
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